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viernes, abril 26, 2024

Un rol irremplazable

“Es más fácil construir niños fuertes que reparar hombres rotos”, nos dice el magnífico escritor, orador, abolicionista, reformador social y estadista norteamericano Frederick Douglas, quien nació esclavo y fue apartado de los brazos de su madre (también esclava) siendo apenas un niño. Y que los hombres son lo que sus madres han hecho de ellos nos dice su compatriota y también reconocido escritor Ralph Waldo Emerson. O sea, que responsabilidad tan enorme tenemos las mujeres de mandar al mundo hombres funcionales y felices. Nada fácil, sobre todo teniendo en cuenta que no vienen con un manual bajo el brazo.

Y como no podemos dejarlo afuera cuando de estos temas se trata, tenemos a nuestro estupendo Erich Fromm quien nos advierte: “El amor de la madre debe tener fe en la vida y, por ende, ella no puede mostrarse exageradamente ansiosa y contagiar al niño de su ansiedad. Querer que el niño se torne independiente y llegue a separarse de ella debe ser parte de su vida”.

Según Fromm, el papel de la madre en la vida del niño es crucial ya que de ella viene el amor incondicional, ese que se supone estará presente todo el tiempo sin importar qué.

El papel del padre es el de dar las instrucciones y guías para que el niño aprenda de cómo moverse en sociedad y en la vida, es el que enseña el camino.

Como vemos, cada uno tiene un papel que cumplir y será muy difícil (aún con las mejores intenciones), que uno pueda reemplazar al otro.

El apego seguro en la infancia, tanto de niños como de niñas, trata de ese fuerte vínculo de seguridad y confianza que los padres logran establecer al encontrarse presentes, tanto física como emocionalmente, para sus hijos pequeños cada vez que éstos los necesitan. Este vínculo promueve su autonomía y confianza, la cual necesitarán para enfrentar al mundo que les espera adelante. Necesitarán mucho de esto también cuando decidan comenzar una relación de pareja.

¿Y qué tal Lacan, quien asegura que un hombre no puede dar amor de calidad a una mujer si no ha tenido una madre? El mismo Bucay afirma en ese sentido, que no podemos dar lo que no tenemos. Debe ser motivo de mucha frustración para cualquier madre ver que su hijo se convierte en un hombre inseguro, depresivo, incapaz de formar buenas relaciones sentimentales, ansioso e infeliz.

Asimismo, debe ser razón de mucha satisfacción para ella si en vez de eso puede ver en su hijo un hombre pleno y con ideas claras en la vida. ¿Qué hacer? Difícil de responder. Lo que sí, es que, si estamos conscientes de lo fundamental de estos asuntos, es importante instruirnos entonces, dejar a un lado los distractores y enfocarnos en lo que realmente nos importa. De verdad que vale la pena… digo yo.

Por  Emy James, sicóloga.

 

 

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
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