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domingo, abril 28, 2024

COLUMNA CUADRANDO EL CÍRCULO: Escuchando el silencio

Oyendo desde muy temprano el caos, el bullicio con violencia incluida en la ocupación de instalaciones públicas y también en la toma de carreteras con la consabida quema de llantas que los medios de comunicación reportan a diario, dan ganas de varias cosas, entre ellas apagar el aparato visual o auditivo, encerrarse y no salir, o toca sí o sí trabajar sumido en la ansiedad, la incertidumbre, y hasta el miedo, con la creencia, casi certeza, que alguien quiere incendiar este país suficientemente arrasado y demasiado saqueado.

En ese drama cotidiano se insulta, se amenaza con palos y armas y se mata con la lengua, no hay honor que valga ni reputación que se respete, cualquier mérito de Mengano lo descalifica Zutano, mientras que la virtud de Perengano Citano la hace ver pecado y hasta delito.

Así, a diario se visualiza el desmadre de la charlatanería, de la palabra fácil y barata ni siquiera acopiada en los mercados, es la época del elogio y el halago desmedido para el afín de turno, y es también el tiempo del chisme, la mentira, y la noticia falsa.

Infortunadamente cada día es una jornada de oprobio, de la afrenta, del vilipendio, la injuria, la vejación, el vituperio y la deshonra.

Es la dictadura del grito, no importa en dónde, cualquier sitio: la calle, el set de radio o televisión, la red social o el portón y la pared del ente estatal, es convertido en escenario para quienes en su reclamo, ego o ínfulas de muy vergones, y en especial los más necesitados de satisfacciones, se vuelven protagonistas de dramas cotidianos que en algunos casos se vuelven tragedias.

De esa manera se reafirma en mí, otra vez, la idea de que hay quienes hablan mucho y dicen poco, y otros que escriben de más, y me incluyo, de mí, cuestionan afines y contradictores, que hago todo eso, y por ello me he convencido que muchas veces es sabio y prudente guardar silencio si lo que se dice o afirma no suma, no aporta, no enaltece.

Afortunadamente un viejo texto cayó en mis manos, el cual resumo, pues, básicamente, sugiere como medida básica de bienestar a tempranas horas del día el desayunar en silencio.

El concepto de desayuno silencioso es bastante simple:  comer callado y lidiar con las ideas que llegan, pero es más difícil de lo que parece. Se trata de beneficiar la mente y el cuerpo al reconectar con uno mismo cada mañana e iniciar el día con propósito, gratitud y calma.

Implica mantener un equilibrio sano entre la vida personal y profesional, especialmente para quienes maximizan la productividad a cualquier precio, es decir, emprender y buscar el éxito profesional -especialmente para quienes crecieron con carencias- descartando la idea de que no trabajar lo suficiente implica el riesgo de fracasar.

Involucra trabajar en el autocuidado descartando la idea que eso es solo para los que tienen tiempo y dinero y, además, concentrarse en el bienestar personal, sin caer en picada en el pánico existencial

No es nueva la recomendación de comer en silencio, de hecho, es una práctica antigua con raíces en comunidades budistas, místicas, celtas, y monásticas, entre otras.

Al respecto, el investigador Ravi Kudesia dijo: “Una de las cosas más curiosas de comenzar a practicar la conciencia plena es que cuando silencias el ruido externo, empiezas a escuchar más el ruido interno. Si no estás acostumbrado a esto, puede ser increíblemente desagradable. Aquí la idea capital es que es mejor notar los susurros antes de que se vuelvan gritos”.

Desayunar en silencio significa concentrarse en uno mismo y compenetrarse en eso para acallar los pensamientos y dar rienda suelta a la mente con su letanía de preocupaciones, problemas y recordatorios.

Una vez que los pensamientos y preocupaciones no son el centro de atención y dejan de absorber energía apenas se despiertan, las personas pueden concentrarse en lo que tienen enfrente y que antes no observaban.

Sin culpa, sin obligación, sin estrés. Eso libera, asevera la psicóloga clínica Lauraine Hollyer quien añade que comenzar las mañanas con una rutina silenciosa varios días a la semana ayuda a sentirse más centrado durante el día.

Ayuda además dejar de oír las noticias todas las mañanas, especialmente tanto reporte de nota roja, decesos violentos, informes de volatilidad social que le crisparían los ánimos hasta a un muerto, si es que los tuviera. Ya no más, pues, las noticias encontrarán a quien sea sin importar a dónde se vaya.

Resulta que esta paz está muy relacionada con nuestra respuesta física. “Cuando estamos en silencio, nuestros cerebros y cuerpos reaccionan como si estuviéramos meditando”, explicó la psicóloga clínica.

El cortisol, agrega, está relacionado con el estrés, disminuye el flujo sanguíneo, y también la presión arterial, y el ritmo de respiración y cardiaco, y adicionalmente permite también concentrarse y recordar con mayor facilidad.

Después de varios días de desayuno silencioso, afirman los promotores de ese concepto, uno puede comenzar a escucharse a sí mismo; yo aún no logro eso, apenas he comenzado a intentarlo, mientras, sigo en mi esfuerzo precario de escribir algo que valga la pena y también en mi loquera de hablar solo.

Herbert Rivera C.
[email protected]

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