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sábado, abril 20, 2024

SIN VENDAS: Una paloma coja

Hoy en la tarde, en esas tardes tan nuestras de verano, en dónde el astro rey nos recuerda la bendición de haber nacido aquí, sintiendo que le pica el lomo a uno del calor, pues me llamó la atención ver una palomita de esas de Castilla, diría mi finada abuela, cojeando entre las hojas quemadas por el beso inclemente del trópico.

Me llamó la atención, no por ser paloma, no por ser coja, sino por ser una palomita coja, uno de los animalitos menos peligrosos de esta tierra, casi en el nivel de los conejitos tiernos en la cadena alimenticia, un animalito sin posibilidades, diría yo o incluso usted, de defenderse en la selva de concreto, con tanto rapaz que acecha a diario, solo esperando un descuido para zampársela al plato.

Pues sí, esa pequeña palomita, inocente y desprotegida si quiere usted, caminaba o mejor dicho cojeaba, haciendo lo que hacen ellas, buscando semillas o una que otra lombriz, bueno lo admito tan benignas no son, por lo menos para las lombrices. La cosa, volviendo al tema, es que no pude hacer la comparación con una joven que conozco, de esas jóvenes de segundo hervor, pero luchona.

Madre de varios hijos y esposa de ninguno, ella solita ha sacado a flote su familia, ella sola se las ha ingeniado para no zucumbir en la selva de concreto. Supongo que más de una vez tuvo que sacar el colmillo persignádose, pero haciéndole yemas a la vida, igual que la palomita, me dije, frágiles, pequeñas, pero apañándoselas para seguir un día más en esta tierra.

¿Cuántas palomas cojas habrá ahorita, me dije? ¿Cuántas buscando el pan nuestro, buscando la papa para la casa, para que su progenie salga adelante? Muchas creo yo, lamentablemente muchas, me conteste. Así como mi conocida o como la palomita coja en cuestión, la vida es dura, es implacable, es mortal, es vida pues, total nadie sale vivo de ella ¿va? Pero también hay muchas palomitas cojas que no se resignan a desfallecer, que aceptan el reto y lo cumplen, le pelan el colmillo a la vida mientras dure, y cuando toque volar al horizonte, lo hacen sabiendo que cumplieron.

Que Dios te bendiga palomita, me dije, que aun con la vida cuesta arriba le haces gancho, y que Dios bendiga a las demás palomitas cojas de esta tierra, ejemplos de coraje y valentía.

Por Jesús Pavón

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