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martes, abril 30, 2024

Siembra un pensamiento y cosecha una acción. Siembra un hábito y cosecha carácter

¡Propósito de año nuevo! Realizar esto, lo otro. O bien, antes de Navidad me comprometo a hacer este cambio o el otro. Mejor aún, hay cosas mías que debo mejorar ya, pero no tengo la motivación de hacerlo. Lo que nos impide hacer estos cambios profundos y duraderos no es que no tenga motivación, sino que no encuentro la manera de hacerlo.

Ya lo dice el proverbio popular: siembra un pensamiento y cosecha una acción. Siembra una acción y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás carácter. Siembra carácter y cosecharás destino. La gente extraordinaria es gente de hábitos.  Lo que pasa es que vuelven cotidianos esos hábitos y allí es donde, al no poder ejecutarlos, nos vamos por lo fácil. Lo que llamamos malos hábitos.

Me declaro fiel admirador de la gente que intenta algo. Gente que se desafía a sí misma y lucha hasta lograr cosas, por eso casi me vuelvo un porrista de ellos, pues sé las luchas que conlleva lograr cambiar la manera de pensar y convertirlo en algo duradero.

Un libro muy conocido llamado “Hábitos atómicos” nos da una ayuda excepcional en como nosotros podemos abrazar buenos hábitos, dependiendo de lo que estemos planeando lograr. Y no digo que sea fácil, digo que nos enseña cómo. Y ese es un gran paso.

Lo primero es, acepte que debe cambiar cierto hábito. Nótelo. Reconózcalo. La negación es como una anestesia, pero la herida seguirá allí. Si hay algo que usted desea y sabe que necesita cambiar, dé el paso de reconocerlo. ¡Necesito cambiar esto!

El segundo paso, es fácil de decir, pero es un gran desafío. “desee” el cambio, pero con todas sus fuerzas. Solo si usted desea cambiar algo, tendrá el combustible suficiente para hacerlo. Para lograrlo. Muchas veces la pereza, o la comodidad, es más grande que el deseo de lograr cosas y de esa manera no nos moveremos para nada.

Lo tercero: hágalo. Hágalo sin importar cómo le salga. O si se le escapa hacerlo una vez. Hágalo y repita tantas veces ese hábito hasta que sea una realidad en su vida. Hasta que lo domine sin importar si no le sale bien a la primera, el deseo de lograrlo lo llevará a repetir, repetir, repetir hasta lograr que lo propuesto se haga algo cotidiano en usted.

Y, por último, y muy importante, ¡haga que le guste! A mí me encanta correr, pero no me gustaba mucho comer sano. Hasta que un coach me dijo “debe gustarte eso sano que comes”, y le prometo que cuando se le vuelve un hábito, hasta falta le hace a uno aquello que le hace bien.

Los pequeños hábitos son cosas que nos convierten en seres extraordinarios. Dormir temprano. Ejercitarse. Agradecer a la gente que me apoya. Ser puntual. No quejarme. Comer sano. ¡Sé que la lista es interminable! Pero una vez haya logrado esos cambios en usted, esas pequeñas conquistas personales lo harán sentir de maravilla.

Le repito brevemente los pasos. Reconocer que debo abrazar nuevos hábitos, reconocer los que debo cambiar. Desear con todas mis fuerzas lograr ese cambio. Hacerlo sin parar. ¡Lograr que me guste! Una vez usted descubra que sí es capaz, comenzará a pensar ¿ahora qué más?, ¿por dónde sigo?

Hasta que sepa que ha abrazado una cultura de constante crecimiento ¡cosa que también es un hábito!, y verá cómo inspira a otros, y eso afirma su personalidad, pues sabe que es fuerte en su interior. Diga adiós a los malos hábitos. Murmuración, queja, negatividad, mala alimentación, pereza, sedentarios. ¡Usted dirá!

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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