Los exclusivos escenarios que presenta el país, en los actuales momentos, con una cantidad de complejas, oscuras, raras, extrañas y extravagantes situaciones, permiten afirmar con propiedad, que hay una inclinación de generar determinados ambientes de ingobernabilidad, inestabilidad y notorio abuso, en cierta manera propugnado por incuestionables grupos oligárquicos y fácticos realmente inclinados a mantener un clima de inseguridad, indecisión e incertidumbre, con el objetivo institucional o fundamental de mantener sus insubstanciales intereses nefastos de control y enriquecimiento bajo el amparo de sus enormes riquezas y ansias de mantener su odioso y detestable poder.
La propensión a desarrollar dramáticos sentimientos inapropiados e ilegítimos, con gesticulaciones exageradas y total desorden, agitando violentamente por medio de pasos inquietos y agigantados, manifestaciones de intensidad deleznable y movediza en la población, reflejando el cerebro de trances involuntarios contrarios a la verdad de los hechos, para establecer anarquía e ingobernabilidad inexistente o ilusoria que por manera, terminan en un sonoro fracaso y una disonante bofetada de palpable ingenuidad e incredibilidad.
Las referidas acciones no reciben un rotundo respaldo del pueblo, siempre que las entidades y oficinas del Gobierno manejen con sumo como pulcro cuidado y habilidad, las obras realizadas a favor de las grandes masas populares, desembocando en un imponente, significativo, transcendental y con intensa energía, la considerable ayuda monetaria destinada hacia todos los fragmentos o sectores sociales, de manera particular, aquellos marginados del progreso, adelanto, evolución y prosperidad nacional.
Al evaluar mediante un sensato y prudente diagnóstico las condiciones discutibles, se consiente sacar conclusiones dentro de una justa moderación, tomando posturas o compensaciones de dirección ventajosa con un respetable, imponente y responsable equipo gubernativo de gran amplitud y grandiosa extensión heterogénea, múltiple, considerable diversa.
Las halagadoras promesas se pierden y diluyen por los aires del agonizado engaño, cuando no se concretan con obras, máxime si existe un ambiente contaminado y una evidente corrupción e inestabilidad que tanto daño han causado a nuestro país. No puede existir dilación, restricciones, aplazamiento o cualquier otra clase de retardo, la lucha es firme y segura por el cambio, transformación y mejoramiento sustancial cuando se trata de favorecer al pueblo.
El estilo espontáneo, las facultades retentivas de preparación y alta capacidad, vencen el fracaso y el desorden, logrando destacarse con figuras competentes con original mérito y referencia a procurar, y al mismo tiempo así, como destinadas a trabajar con responsabilidad, dando un sentido de realidad con sus gestiones, involucrados en líneas resplandecientes de gloria, solidaridad y fervor nacional.
La expresión política se refleja con sustanciales cambios de beneficio colectivo. La notable ampliación y desarrollo es la columna vertebral de un nuevo despertar.
Atrás quedo el pasado oscuro y los cuadros de dolor y de tristeza, el año 2023 es el pilar del despegue por rutas de mayor complacencia y agrado, hacia la satisfacción de las necesidades absolutas y relativas del pueblo hondureño.
Todo sea por la patria, la paz, la cultura, la educación, la salud y el bienestar por entero.