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miércoles, marzo 27, 2024

BIEN COMÚN: Atracción de inversiones

Las perspectivas económicas para 2023 no son halagadoras. El Fondo Monetario Internacional las ha reducido en varias ocasiones y la Organización Mundial del Comercio pronostica que la recuperación de la actividad comercial lograda este año también disminuirá. La gran mayoría de empresas y expertos en materia económica auguran que, como resultado de múltiples factores, a corto plazo podríamos enfrentar una recesión económica global. Para nuestra región esas previsiones son más dramáticas pues algunos asuntos están fuera de nuestro control; por ejemplo, la guerra en Ucrania o los efectos de una pandemia que se resiste a desaparecer.

Es importante prestar atención a lo que ocurre en China ahora que renunciaron a su política de “cero Covid” y pasaron a permitir los contagios sean necesarios para lograr la inmunidad comunitaria, sin importar cuantas personas se enfermen o mueran. Sin perjuicio del grave riesgo epidemiológico que eso representa, sobre todo con esta terca y perniciosa plaga, el ausentismo laboral y las medidas de control sanitario ya empiezan a ocasionar una disminución de la productividad y, consecuentemente, una merma de la actividad económica de uno de los mercados más grandes del mundo.

Ese deterioro en las perspectivas de crecimiento, sumado a un proceso inflacionario que apenas ahora se empieza a moderar, incremento de las tasas de interés, limitaciones en las cadenas de suministro y muchos otros temas conexos, nos presentan un panorama complejo, pero que también presenta oportunidades para nuestro país. Una de las que más potencial tiene es el traslado de empresas estadounidenses de Asia a América (“nearshoring”), sin perjuicio de que Estados Unidos también trabaja en retornar industrias a su territorio (“reshoring”), para lo que han aprobado incentivos fiscales, regulatorios y económicos que ya han dado algunos resultados positivos.

Honduras podría, si actúa con sentido de extrema urgencia, atraer parte de esas inversiones. Para ello sería importantísimo aprobar reformas legales que permitan un proceso de “fast track” para que las empresas o industrias puedan iniciar operaciones de manera expedita, sin perjuicio de que posteriormente deban cumplir las normativas aplicables a cada actividad. Este tema ya lo hemos comentado en artículos previos, pero aún no observamos ninguna acción del gobierno que sugiera que comprende la urgencia del caso o que entiende que otros países del vecindario nos están “comiendo el mandado”, tal como ocurre con México que está trabajando a todo vapor en ese tema, al grado que ya se anunció la instalación de una mega fábrica de Tesla en ese país para el próximo año, la que se sumaría a las que ya operan empresas como General Motors, Audi, Ford y Volkswagen, entre otros.  Solo la inversión de Tesla se estima entre $800 y $1,000 millones.

El proceso de nearshoring ya inició y las empresas están buscando donde establecerse, analizan todo el entorno de negocios, instalaciones logísticas, disponibilidad y costo de energía, recursos humanos, transparencia y agilidad administrativa, estabilidad regulatoria y otros factores que después contrastan con los de otros países para tomar su decisión final. Obviamente existen industrias en las que no podemos competir (como ensamblar carros eléctricos), pues carecemos del recurso técnico, infraestructura logística y del ecosistema académico necesario, pero con un marco regulatorio adecuado, aprobado con la rapidez que exigen las circunstancias y difundido diligentemente, aún podríamos atraer otras industrias que en 2023 retornarán a nuestro continente. Simultáneamente se podrían aprovechar esos progresos regulatorios para estimular la inversión nacional que hoy refleja una extraordinaria pero comprensible cautela ante la incertidumbre que se genera desde algunos sectores del poder público. Ese impulso debería incluir un apoyo enérgico para los productos nacionales que hoy están en clara desventaja ante la competencia extranjera.

En el 2023 el tema económico seguirá siendo el más importante en la vida de los hondureños y por eso amerita gestiones urgentes. Debería prevalecer en la agenda nacional y en el debate público, con aportes de todos los sectores y con un gobierno atendiendo los justos reclamos del sector productivo de seguridad jurídica y personal, transparencia en el manejo de recursos públicos, claridad en las reglas para la inversión y que estas sean congruentes con lo que exige una economía globalizada. Ya los países vecinos hacen lo propio y depende de nosotros seguirnos quejando de las injusticias del sistema y de los fracasos del pasado, o entrar con determinación a la competencia mundial por atraer inversiones.

Por: Rodolfo Dumas Castillo
Correo: [email protected]

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