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domingo, abril 28, 2024

Manzanas y naranjas

La pródiga tierra nos regala inmensa variedad de frutos. Abusando de lo obvio, cada variedad rinde los frutos que se esperan y no se puede pedir lo contrario a ambas. Justo así es como vemos, no desde el presente Gobierno, sino desde que tenemos uso de memoria, e incluso en los anales históricos, de la conducta de los diputados –en general- del Congreso Nacional de Honduras. Este Poder del Estado tiene en sus manos prácticamente el destino de más de nueve y medio millones de hondureños, de sus relaciones internacionales, de sus capacidades para salvar los escollos del camino y crear una nueva manera de gobernar desde sus butacas.

La coyuntura es excepcional para el presente Gobierno ya que, si se hacen las cosas como es debido, teniendo todo a su favor, si se ha aprendido de los errores del pasado, simplemente el partido Libre será el que Honduras elija cada cuatro años porque le da al pueblo lo que en realidad necesita, que es, antes que nada, justicia. Pero, si se sigue haciendo lo mismo (y eso es lo que lamentablemente estamos viendo) con ese jueguito creyendo ser políticos (ya hemos aclarado que no lo son) de la sospecha, de la zancadilla e intrigas, simplemente tendremos otra decepción, sumándole a eso la terquedad del asesor presidencial con convertir a Honduras en otro satélite del caduco, inoperante, improductivo y corrupto socialismo.

El Congreso Nacional de Honduras deberá trabajar duro en función de la instalación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad y Corrupción (CICIH) que es un tema que, si bien se ha politizado un tanto, no ha sido tan manoseado y al parecer algunos promotores van a terminar temiéndole al cuero después de haber matado al tigre. El Congreso debe lavarse la cara, debe ser respetado de nuevo y no ser visto, como algunos comentan, como una catedral de coimas. Deben ser transparentes y que, dicho sea de paso, en su directiva está el mismísimo ministro de Transparencia quien más bien ha agregado turbulencia a la imagen de este Poder cuando manifiesta algunas incoherencias. Francamente no se entiende eso. Se deben eliminar esas partidas secretas y demás para no despertar el descontento social.

Otra de las cuestiones es la aparente borrasca que se avecina con eso de la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Al ver la lista de candidatos a la misma se descubre que hay personas idóneas y honorables para tan alta investidura y que, afortunadamente, es la mayoría de ellos de quienes se puede decir eso. Y es allí donde los diputados deberán poner la lupa y si es necesario un microscopio para que las personas que resulten electas no vayan a ser, como es el vicio antes descrito, agentes manipulables por los mismos de siempre.

Si ese árbol se endereza, sean manzanas o naranjas, pero que dé los frutos, abundantes y dulces, ya que no se le puede pedir a cada uno lo que debe y puede dar.

EditorialManzanas y naranjas

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