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jueves, abril 25, 2024

¿Y SI LO VOLVEMOS A PENSAR? ¿Determinado?

El ser humano es un animal racional, capaz de vencer sus propios instintos, cuando lo quiere, usando la razón”. Julcao.

Julio C. Aguilar
Máster

Parte 1

Para una mejor comprensión de las decisiones que toma Judas en los últimos momentos de su vida, es necesario conocer un poco más de las corrientes, que se vinculan con las fuerzas que actúan sobre el ser humano para actuar en un momento dado.

El determinismo es una doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluso el pensamiento y las acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia y, por tanto, el estado actual «determina» en algún sentido el futuro.

Desde el punto de vista humano, el determinismo individualista sostiene que no existe el libre albedrío. El determinismo sostiene que la vida está regida o está fuertemente determinada por circunstancias que escapan al control humano, de modo que nadie es responsable, en última instancia, de lo que hace o deja de hacer.

En cambio, el determinismo biológico, definido como un conjunto de teorías que defienden la posibilidad de dar respuestas últimas al comportamiento de los seres vivos a partir de su estructura genética, sostiene que la conducta de los seres humanos como de otros animales, obedece a formas que han sido necesarias para la supervivencia de sus genes y que se extienden a complejos sistemas sociales adaptados a su más favorable proceso evolutivo.

Por su parte el determinismo genético, afirma, en su versión más fuerte, que el ser humano no es libre porque está condicionado o determinado por sus genes. En las versiones más débiles, el determinismo genético sostiene que la personalidad y en gran medida el éxito y las acciones en la vida están sujetas ante todo a los genes, que son el factor explicativo principal.

El determinismo ambiental, determinismo educacional o determinismo conductista, afirma que no son los genes los que condicionan al ser humano, sino la educación que recibe a lo largo de la vida, que es la causante de su comportamiento. Para el determinismo conductista, el ser humano no es libre porque sus conductas se condicionaron. ​

El determinismo psíquico, parte de que todo fenómeno psíquico tiene una causa y, por lo mismo, también la libre elección o decisión humana, en las que la causa es la fuerza del motivo más potente, o bien la situación interna psicológica determinada por todos los condicionamientos procedentes de la herencia, la biología, la educación, el temperamento y el carácter de la persona que decide o el inconsciente.

El libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas según las cuales las personas tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones.

El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, jurídicas y científicas. Por ejemplo, la ética puede suponer que los individuos son responsables de sus propias acciones. En la Psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, las cuales son conscientes.

La existencia del libre albedrío ha sido un tema central a lo largo de la historia de la filosofía y de la ciencia. Se diferencia de la libertad en el sentido de que conlleva la potencialidad de obrar o no obrar.

El incompatibilismo es el punto de vista según el cual no es posible reconciliar una creencia en un universo determinista con el verdadero libre albedrío. El determinismo duro acepta tanto el determinismo como el incompatibilismo, y rechaza la idea de que los humanos poseen un libre albedrío.

Lo contrario a esto es el libertarismo​ filosófico, que mantiene que los individuos tienen libertad metafísica y por lo tanto rechaza el determinismo. El indeterminismo es una forma del libertarismo que, según su punto de vista, implica que el libre albedrío realmente existe, y esa libertad hace que las acciones sean un efecto sin causa.

Aristóteles creía claramente que nuestras deliberaciones involucraban elecciones entre posibilidades alternativas, y esto implica tanto la posibilidad de hacer lo contrario.

La doctrina teológica de la divina sabiduría se dice que está frecuentemente en conflicto con el libre albedrío. Después de todo, si Dios sabe con exactitud qué pasará, exactamente todas las acciones que cada uno hará, el estatus de las opciones libres se cuestiona. Dios ya sabe por adelantado la verdad sobre las opciones de uno, lo cual limita nuestra libertad.

En la teología cristiana, Dios es descrito no solamente como alguien omnisciente, sino que además es omnipotente; un hecho que mucha gente, cristianos y no-cristianos también, opinan que implica que no solamente Dios siempre ha sabido qué decisiones tomará cada uno mañana, sino que además ya ha determinado esas decisiones. Eso es, creen ellos, que, por la virtud de su conocimiento, Él sabe que influenciará las decisiones individuales, y con la virtud de su omnipotencia, Él controla esos factores.

Otras, creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los individuos van a tomar, Él todavía da el poder a los individuos para escoger o rechazarlo todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con la decisión.

Quienes proponen el “libre albedrío”, defienden el hecho de que el conocimiento de un suceso por venir es enteramente diferente a causar el suceso.

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica: “Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto, establece su designio eterno de ‘predestinación’ incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia”. ​

Por todo lo expuesto, no se puede hacer a Judas responsable de su decisión como tampoco de eximirlo de toda culpa.

¿Será que, si lo volvemos a pensar, comprenderemos que el ser humano es muy complejo y las razones de su forma de actuar, muchas veces no tiene una explicación única, que satisfaga a todos?

 

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