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miércoles, mayo 8, 2024

Una Novela de Ciencia Ficción para leer en Menos de Cinco Minutos o Menos

TERCERA PARTE Y CONCLUSIÓN

Doscientos años han transcurrido desde que fuera publicada la exitosa novela de ciencia ficción, catalogada por muchos como la mejor de anticipación jamás escrita.

Pero, como todo, fue olvidada con el paso del tiempo.

Solo la mente llena de preguntas e imaginación de una niña, que encontró una copia en un viejo baúl, buscó respuestas a la gran interrogante planteada en la misma: ¿quiénes fueron esos seres que miles de millones de años atrás conquistaron el cosmos?

Esa híbrida mezcla de animal y vegetal produjo la más exitosa civilización de todos los tiempos, pero, ¿cómo eran?, y, sobre todo, ¿qué sucedió con ellos?

Le fascinaba leer la manera vertiginosa en que se adentraron en el Universo y de todas las especies que encontraron allá, en el límite del Universo, la frontera final con el vacío de espacio y tiempo.

Todos, vegetales, animales y otras formas de vida jamás imaginadas, se integraban en el acto al avance de esos seres y pasaban a formar parte de lo que se podría tratar de explicar o definir como “el cuerpo viviente del Universo”, una sola especie existente en el Cosmos.

De nuevo la gran pregunta era, ¿qué sucedió con ellos?, ¿dónde fueron a parar?, ¿se extinguieron?, y, ¿cómo los humanos y otras especies animales y vegetales pudieron surgir?

La niña, apenas tuvo edad suficiente, se convenció de que la novela tenía que estar basada en hechos reales.

Las predicciones que aparecen en la misma, como la utilización de la gravedad terrestre para mover enormes máquinas sin ningún costo energético ni contaminación ambiental se había cumplido con relativa facilidad. También ya se estaba empezando a aprovechar la luz proveniente de lejanas estrellas, más fácil y barata fuente de energía que la del Sol mismo.

¿Por dónde empezar? Dónde estaba ubicada la caverna en la que el novelista encontró la maravillosa luz en estado casi sólido. Esa estrella de cinco puntas inmaterial pero que se podía tomar entre las manos y que, al sostenerla entre sus manos, de alguna manera transmitirle toda la información deseada, como si tuviera la capacidad de leer la mente y, también, responder todas las preguntas.

Ella creía que todo en la novela era cierto, que el relato no respondía a la imaginación si no que era realmente la historia de esa desaparecida civilización.

Tenía que encontrar la caverna y su única guía era una novela, ya olvidada por todos. ¿Por dónde empezar?

Decidió tomar lo escrito de manera literal, la niña, ya convertida en mujer, siguió los pasos del novelista original, utilizando todas las referencias que encontró en la narración.

El clima seco de Australia había logrado conservar casi sin alterar los puntos que aparecen en la narración y, de manera extraña, no le fue nada difícil encontrar el sistema de cavernas y aquella tan especial en donde, al igual que el explorador inicial, encontró la luz inmaterial pero sólida, fuente de toda información.

Parecía como si la “estrella de luz” hubiese estado esperando por alguien (¿por ella?), para continuar con el relato de la historia de la maravillosa civilización multi galáctica y universal desaparecida miles de eones atrás.

“Nosotros, LOS TODO, descubrimos el misterio de la formación del Universo, el origen de la vida y aprendimos también sobre su final.

Todas las leyes físicas fueron desentrañadas, todos los inventos realizados, todo el conocimiento alcanzado.

Todos los seres vivos fuimos uno solo, con miles de millones de mentes pensando individualmente y alimentando un solo cerebro; la más grande mente y, también, el mayor cuerpo vivo que jamás haya existido.

Aprendimos sobre la unificación de materia viva y energía y, con ese conocimiento, logramos que todo nuestro Universo fuera uno solo. Planetas, galaxias, vegetales, animales, otras formas de vida, todo fue uno solo, incluyendo los minerales y todas las fuentes de energía.

Nosotros, LOS TODO, fuimos el Cosmos.

Pero, también, habiendo alcanzado el punto máximo, se paralizó, se estancó, la evolución se detuvo.

Decidimos en ese momento poner toda nuestra civilización en un punto único, integrado, esa Estrella de Luz, y dejarlo flotar en espera de una mente capaz de tomar donde las dejamos y, entonces, continuar.

Ustedes, la forma de vida que haya entrado en contacto con la Estrella serán nuestros descendientes, nuestra evolución hacia la maravillosa etapa siguiente. Úsenla con cautela y, sobre todo, con sabiduría pues en ella se encuentra todo nuestro conocimiento y el secreto de nuestra inmortalidad; nosotros, vivimos por siempre dentro de ella”.

En ese momento, la Estrella reinició la reducción de tamaño que había empezado atrás -en el eterno tiempo atrás- hasta convertirse en la partícula más diminuta que jamás haya existido, pasando luego a ser parte de su cerebro y mente.

La nueva etapa de evolución dio inicio… el día uno de la nueva humanidad.

Por Otto Martin Wolf
[email protected]

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