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jueves, mayo 9, 2024

Una novela de ciencia ficción en menos de cinco minutos

Por razones de tiempo y espacio tendré que desarrollarla más rápido que la velocidad de la luz, iré a la del pensamiento.

Quienes deseen seguirme favor amarrarse los cinturones y abrir la mente… ¡allá vamos!

“En un lugar de Australia, un niño de 7 años, cae de una lancha turística y es arrastrado por las aguas, extraviándose de su familia.

De alguna manera aprende a sobrevivir en una caverna que convierte en su casa durante varios años.

En esa larga estadía poco a poco explora más y más adentro. Miles de cuevas, algunas abiertas en altas bóvedas que no puede alcanzar.

Cinco años más tarde, durante una salida en busca de alimentos es encontrado por misioneros y en poco tiempo está de vuelta a su hogar.

Tiene mucho tiempo perdido que recuperar.

Años después, lo vemos de nuevo, convertido en abogado y en edad de empezar su propia familia, solo hay algo que se lo impide; es el recuerdo de aquella caverna -que ni siquiera sabe ahora exactamente dónde está ubicada- y de algunos misterios relacionados, con los que sueña una y otra vez.

Decide posponer su prometedor empleo y su relación amorosa y se lanza en busca de los recuerdos.

Finalmente encuentra la caverna en donde se instala, ahora con ayudantes y mucho mejor equipo.

Una de las cuevas, ubicada muy alto, siempre llamó su atención, ahora es el momento de construir andamios y explorar.

¿Qué encuentra?

Nada, no hay ruinas ni vestigios de que alguien haya estado antes ahí.

No se da por vencido, algo le impulsa a seguir explorando a pesar de haber llegado al fondo de la cueva.

Casi desesperado toma un pico y arremete contra la pared final, escarba un poco y finalmente se detiene, no encuentra nada.

Esa noche decide dormir ahí antes de bajar y emprender el regreso a la ciudad, los ayudantes le esperan abajo.

Rendido por el cansancio y la frustración cae dormido.

Más tarde en la noche algo le despierta, es como un imán que le llama en dirección al punto final de su excavación.

De nuevo toma el pico y con rabia emprende contra la roca, no logra nada, ni siquiera arañarla.

Lanza el pico con rabia y cuando está a punto de darse vuelta para abandonar el lugar toda la caverna se ilumina.

Es una luz blanca, muy fuerte, su punto de origen está precisamente en el lugar en donde cayó el pico. Ahí la luz es mucho más intensa pero no irradia calor, es una luz fría.

Aunque es imposible, pareciera que tiene textura, la luz tiene una textura suave, aterciopelada, casi se puede tocar de igual manera que al enfrentar el viento con las manos sentimos la textura del aire.

El origen de toda esa luz no es sólido, son cinco puntos muy brillantes conectados entre sí con una unión de luz, parecen flotar libremente moviéndose lentamente de un lado al otro.

El hombre no puede evitar llevar sus manos a la fuente de luz.

En el mismo instante en que lo hace desaparece físicamente, es absorbido y se integra al resplandor.

Veinte años después vemos que el hombre ha dejado su carrera de abogado y se concentra en disfrutar de la fama y el dinero que le ha traído la publicación de su novela de ciencia ficción “Antes que nosotros”.

Un tema muchas veces tocado le ha traído reconocimiento mundial, precisamente por lo enorme de su imaginación, la cual supera a todos sus antecesores.

“Antes que nosotros” relata la historia de una civilización perdida en el tiempo, mucho antes de los egipcios, sumerios, más allá del hombre de las cavernas y aún más de cien mil años antes de que el primer simio apareciera en el planeta, inclusive antes de los dinosaurios.

Esa civilización alcanzó un grado enorme de desarrollo, muchísimas veces superior al nuestro en esta era tecnológica.

No eran humanos como nosotros, la novela no lo describe con claridad, no es necesario. Se sabe, sí, que alcanzaron a viajar, explorar y explotar todo nuestro Sistema Solar, se ignora cuál fue su destino, ¿se marcharon, evolucionaron, se extinguieron?

El relato ha fascinado prácticamente a todos los habitantes del planeta.

Toda la idea de la historia le fue transmitida en un instante, cuando puso sus manos en el pentágono de energía que encontró en la caverna.

Pero eso no lo supo nadie, ni siquiera él mismo puede recordar su encuentro con esa fuente de luz.

Su cabeza, no obstante, está llena de ideas enormes, descabelladas.

Máquinas y sistemas que sorprenden a los mismos científicos, ideas que nadie antes siquiera soñó y que pueden ser factibles, tales como un mecanismo que supera a la rueda para movilizar vehículos utilizando la fuerza de gravedad terrestre o una forma sencilla de captar energía de la luz proveniente de estrellas lejanas, muchas ideas más.

Su mente sigue produciendo, la imaginación es inagotable.

Todo lo que relata en sus novelas empieza a ser desarrollado por científicos que se convierten en sus seguidores después de encontrar las fórmulas y soluciones escondidas en los textos.

Más que un escritor de ciencia ficción, es el mejor “anticipador” que ha existido.

“Antes que nosotros” le deja el campo abierto para una serie de novelas.

La siguiente será “Un nuevo rumbo para la humanidad”.

Tiempo de lectura: 4 minutos 10 segundos.

Por Otto Martín Wolf
[email protected]

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