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jueves, mayo 2, 2024

SIN VENDAS: La caravana

Bueno, hoy por la tarde, al llegar a la pulpe a comprar una bolsa de semitas y cafecito para la casa, me encontré al alero. Compa, dijo el alero, señalando con la boca, como solo los de aquí podemos, la cola de carros que pasaban, variopinta procesión de carros de todos tipos y colores, jalando en sus lomos todo tipo de trastes, desde maletas hasta colchones; ya termina la Semana Santa, y ya son tendaladas de cristianos que regresan a la realidad, ¿vaa?, dijo el alero, algo en guasa. Ya se devuelven a la vida pues, cada uno trayendo sus matates y vivencias, imagínese que algunos salieron a ver a sus familias en pueblos y aldeas, a visitar a sus viejitos o llevarles respeto a donde descansan, a recordar de dónde se criaron, a sentir los ruidos del pueblo que los vio correr chuñas todos quemaditos por el sol y en paños menores, el terruño que lo vio crecer, pues.

Le aseguro que todos ellos llegaron para degustar las mieles, las torrejas, el chilate y la comida criolla, los sabores del pueblo, el pan dulce y el cafecito del fogón pues, los sabores que lleva uno en el alma, cómo se pone a creer que uno se va a negarse a unas tortillas recién echadas con frijoles nuevos y un pedacito de queso, ¡nambe compa, eso no se perdona!, o el placer de mecerse en una hamaca y comerse un mango en miel mientras lo arrulla a uno el viento de la tarde, ese que lo sopla a uno luego de la modorra de a mediodía y uno que otro chucho que ladra a lo lejos, o el canto de un gallo velado por la distancia.

Esos son unos que aprovechan estos tiempos para regresar a sus casa, pero también allí vienen los otros, los veraneantes, como dice la doña, los que prefirieron la playa, el mar y la sopa de mariscos, el sabor del Caribe, el pan de coco y la conserva, salieron armados de calzonetas y chancletas, a derrochar físico los jóvenes y las señoritas a modelar su cuerpo y bikinis, segurito compa que fue un fiestón de arena y sol, más de alguno viene con el “no me toques la espalda, que me arde como chile”, dijo riéndose, cómo se les olvida que ‘El Chele’ quema galán, pero como era fiesta no le hicieron caso y no digamos los que abusaron de  las cervecitas amargas para aplacar el calor ¿vaa?, y se quedaron dorándose durmiendo la mona en la playa.

Ya vienen en caravana muchos, de disfrutar de su Semana Santa, ya cansados del festejo de la punta y el reguetón algunos,  y otros algo pensativos –o bastantes supongo- sabiendo que luego del gustazo viene el trancazo, empezando a entender que se comieron todo el pistío que tenían, muchos tanteándose las bolsas a ver si les queda algún billetío para el bus o el taxi del lunes, bien saben que  tempranito, empezarán las llamaderas de acreedores y bancos, recordándoles que pasen abonando lo que no tienen, porque esos no perdonan fechas y lloretas .

Ya me imagino, compa, que, como un amago de tormenta que se ve gris en el fondo, así se le figura a uno que otro, a saber, cómo harán para vivir lo que queda de la quincena ya que los bienes se fueron en la semana que pasó porque para estas fechas todito es más caro, cualquier restaurante cobra el doble por un puntalito y no se diga si paga hotel, ahorita ni quiera Dios. Bueno, eso es de todos los años la verdad, algo así como goce ahorita y preocúpese después, ¿vaa?

Como que es costumbre, dijo riéndose el alero mientras se bebía su gaseosa viendo pasar la caravana. De todas formas, dirán muchos, es lo que nos llevamos, lo cómodo, lo bebido y ‘aquello’, dijo con un brillo pícaro en los ojos, y tal vez tenga razón, ¿vaa compa? En esta tierra todo está tan caro que, si uno espera ahorrar para darse su gustito, nunca saldrá, eso es seguro, si se pone a pensar, ahora el banco es para pagar, para que se debiten la luz, agua, alquiler y otras jaranas que uno tiene, porque para ahorrar está en chino, ahora es solo para que le depositen a uno y para que se reparta la quincena, eso de ahorrar es para la historia. No crea compa, no es que esté de acuerdo, pero a veces los entiendo, aunque no es lo correcto, la verdad.

Lo correcto en esta fechas, nos decía mi abuela, que la Semana Santa no era playa, no era relajo, música de rocola y birrias, era pensar en el sacrificio que el Hijo de Dios, hizo por nosotros, era honrar su sacrificio, si lo piensa, es bien gacho ser el hijo del mero mero y por amor a nosotros dejar que le hicieran todas esas barbaridades y todo para que pudiéramos ser mejores gentes, más gente pues, y, obvio, seguir  sus mandatos y recomendaciones y es la pura verdad pelona, este tiempo es para recordar y poner las barbas en remojo, para disfrutar de lo que representa ser cristiano, es tiempo de tradiciones y alabanzas, la verdad, es tiempo de solemnidad, pero con tanta publicidad, tantos anuncios y letreros que gritan diversión y una vida que no podemos llevar, ofreciéndonos vivirla aunque sea un ratito, un pueblo de fregado como estamos.

Nambe, compa, si es casi como cuando vinieron los mentados conquistadores y con espejitos se echaron a la bolsa a un montón de por aquí, así mérito están ahora, a pura publicidad, viendo cómo nos bailan los pocos pesitos que juntamos, por eso, pues a muchos se les olvida que estas fechas son la Semana Santa, la Cuaresma compa, porque les han enamorado el oído y engalanado el ojo, que el paraíso es gastar en lugares y el fiestón obvio, que de gratis no es.

Imagínese que hasta yo lo pensé, me dijo, salir con la vieja y los güirros, aunque sea unos dos días, me dije, aunque sea ir al río a agarrar piojos, una que otra chela y una sopita de gallina india, pero la doña, que tiene más mollera que yo, se me paró en treinta y me dijo que faltaba para el otro pago y que había que ajustar la mensualidad de la escuela de los güirros, así que mejor nos quedamos y, eso sí, fuimos a todas las procesiones porque son de gratis y aprenden los chiquitos las tradiciones y la verdad, pero ya ve, hasta a mí me habían echado en gallina, me dijo.

Es complejo esto, me dijo serio, un tiempo de recogimiento que se usa para esparcimiento, supongo que poco a poco con el tiempo cada uno lo va entendiendo, entre más viejo se vuelve, creo, se van quedando las ganas de fiesta y van entrando las ganas de pensar…

Jesús Pavón

 

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