Por Ilsa Díaz Zelaya
Comenzando el año, es importante que los que vivimos después de haber superado con valentía y, en parte, tantas dificultades en la salud, en lo económico, en la falta de educación, y en la pobreza, tenemos que armarnos de paciencia, de fe en el futuro, y de propósitos de una vida mejor dentro de la que podamos cada uno, dar nuestro aporte, en lo moral, en lo material y despojados de toda ambición que nos aleje del progreso y la unidad nacional que todos anhelamos.
Cuando nos adentramos entre la selva de nuestros problemas, tenemos que afrontar varias situaciones, al más corto plazo. Es importante entender que la política de un “socialismo democrático”, que a las mayorías les cuesta entender su verdadero significado enarbolado como bandera de lucha del gobierno, que no acaba de aclarar cuál es el verdadero plan de nación que se propone realizar.
Después de lo político, en lo que se refiere a la verdadera integración de la Corte Suprema de Justicia, y demás instituciones nacionales, vamos a enfrentar el ordenamiento presupuestario con una asignación tan grande de recursos que será difícil de cubrir y dentro de la cual, lo social, educativo, de salubridad y obras públicas, se queda corto para las urgencias que demanda la sociedad, aparentando o siendo verdad que el gasto corriente es la prioridad, y origina la confusión que es evidente entre lo que proyecta el Ejecutivo y lo que expresan algunos de sus cercanos colaboradores que, en lugar de actuar en presente, hablan de un futuro que no se sabe si persigue un regreso al pasado, o crear confusión y restándole méritos y autoridad, a las ordenanzas e intenciones de la presidente.
Aparejadas a esta organización gubernamental, viene una serie de garantías para todo el pueblo, siendo las principales, las garantías personales de seguridad, la propiedad privada, derecho a la salud, a la educación, al ejercicio de una autoridad judicial que imparta justicia dentro del respeto a los derechos humanos, derecho a la promoción y apoyo de inversiones nacionales y extranjeras de todo tipo que impliquen la producción y el trabajo para el mantenimiento de la paz como un propósito especialísimo de la nación.
Los medios de comunicación estamos llamados a librar una lucha, amparados en la verdad, la justicia y el bien, por lo pronto, esos tres son mis propósitos para el año que comienza, quiera Dios darme la licencia para que pueda cumplirlos, y ojalá que aquellos que todavía no han definido sus propósitos en este año, lo hagan pronto, para no quedarse al margen del camino.
