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jueves, mayo 9, 2024

Premio al autoconocimiento

Si hay algo que llegamos a disfrutar y nos llena de muchas satisfacciones es el llegar a conocernos a nosotros mismos, desde luego que en la medida que se pueda, ya que este camino es uno de esos que podría no tener un final. Y es que somos tan cambiantes los seres humanos que seguirnos el paso, es una ardua tarea. Una tarea que requiere de bastante reflexión, mantenerse en el aquí y ahora, una buena dosis de realismo, de honestidad con uno mismo y de mantener la mente abierta a todo lo que nos vamos a encontrar dentro de nosotros mismos, de nuestra mente y corazón, de la persona que somos. Y sí, hace falta apertura de mente para no escandalizarnos con las cosas que vamos a hallar. Me parece que el camino del autoconocimiento requiere también de una buena dote de valentía.

El fin de semana pasado estuve encantada con el certamen de Miss Universo, sobre todo porque hace ya muchos años que no tenía la oportunidad de verlo a pesar de lo mucho que me gusta. No tengo muy claro si me gustaba más antes, cuando lo que se calificaba era precisamente la belleza femenina y nada más o ahora que ya son otras cosas las que se toman en cuenta y menos se si me acostumbraré a los cambios tan radicales que están transformando la competición en algo muy diferente a lo que se presentó en un principio. Igual lo disfruto mucho, eso sí.

Desde que escojo a mis favoritas, que casi siempre son tres, el asunto se vuelve muy emocionante para mi y esta vez no fue la excepción, me encantaron España, Sudáfrica y Australia. La primera además de bonita, me pareció un ejemplo de superación personal y fortaleza, la segunda me pareció muy valiente al levantar la voz y ocuparse por temas tan complicados en su medio y la tercera simplemente me pareció el prototipo de belleza femenina que tomando en cuenta lo que se supone que premia el concurso, merecería ganarlo. Pero ganó Nicaragua y yo tengo una teoría al respecto:
Además de ser muy linda, elegante, etc., demostró ser muy segura de sí misma desde el principio, a pesar de estar representando un país que no ha tenido mayor protagonismo en estas ceremonias, no se dejó opacar en ningún momento. Claramente el público presente y el que se pronunció en las redes tenía sus favoritas, entre la cuales no estaba ella pero, al ver que la candidata de Tailandia contestó bastante distraída y sin analizar bien su pregunta (que puedo imaginar lo difícil que debe ser concentrarse y analizar nada, teniendo a tantos millones de ojos puestos en uno), luego escuchando la respuesta tan simple (y otra vez, poco pensada) que dio la candidata australiana, la gente presente en el auditorio salvadoreño se volvió loco con la respuesta de la chica nicaragüense.

Esta respuesta me puso a pensar a mi en lo particular, en dos cosas; esta jovencita además de ser asidua lectora es alguien que se ha dado tiempo para conocerse a sí misma. Solo así se explica que teniendo tan pocos segundos para contestar una pregunta que le hacen a quemarropa, haya podido contestar con tanta soltura y seguridad. Me parece que el jurado se hubiera metido en problemas si no la escogía porque la gente lo exigía a gritos. Fue un momento muy emocionante y creo que todos los latinos y quien sabe cuánta gente más allá, nos alegramos de que ella se haya llevado la corona. Esto le abrirá (merecidamente) muchas puertas, pone a Centroamérica en el mapa de tanta gente lejana, sin mencionar la gran hazaña lograda por El Salvador al albergar de un evento de esta magnitud. ¡Enhorabuena, Señorita Nicaragua!

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
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