Hay que procurar posesionarnos y otorgar atención a las acciones de los gobernantes, con animación, orgullo, dignidad, respeto, moralidad y fuertes dosis de fervor, con el objetivo y aliento de mantener una expresiva y cristalina comunicación remachada de influencia y desprendimiento que llegue directamente al corazón del pueblo, encendiendo impulsos de fuerte atracción bajo el peso del ingenio y la elocuente influencia que demanda la situación debatida y controvertida que vive el país.
La clase conservadora es la viva expresión de una natural inoperancia política que abre la brecha del odio, la envidia, el distanciamiento, la ira y la falta de madurez patriótica. Conviene recordar, que hay un fuerte compromiso con la población hondureña, que requiere una magnitud de esfuerzos y sacrificios con el inestimable concurso de la comprensión, fusionada plenamente con la capacidad de las autoridades administrativas y oficiales, consolidando una demostración de lanzamiento y promoción, de auténtico impulso hacia el desarrollo eficiente mediante la ejecución de programas empapados de sendas o caminos hacia desarrollo económico, social, cultural, educativo, de salud, higiene y comprensión, humedecidos con buena voluntad para la solución de los problemas, estimulando consientes responsabilidades, de manera especial, a las personas que tiene el privilegio de dirigir o administrar correctamente funciones en los destinos de la nación.
Un ambiente de amplias libertades bajos los vientos de la independencia, actividad de la democracia, que robustece un espíritu de concordia, tranquilidad y tolerancia inevitablemente se orienta y garantiza con el autónomo juego del ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones sin restricciones en el concurso de las agrupaciones de derecho público, entidades o partidos políticos de carácter institucional. La persuasión o convencimiento. La opresión, la tiranía, terminan con el disfrute que hace al pueblo en la escogencia de las autoridades, lo que permite un genuino florecimiento de la capacidad, decoro, honestidad para conseguir las funciones públicas, sin el favor del apadrinamiento político y la detestable recomendación que constituye una inútil y artificiosa inoperancia política, misma que impide el desenvolvimiento independiente la población. Tenemos que aprovechar en Honduras, los atributos de la naturaleza, no con simples e inequívocos pensamientos, cayendo en la alberca de la imaginación o espejismo. Los efectos positivos y especiales surgen de la sinceridad y cumplimiento de los hechos con obras de interés o beneficio colectivo. La energía y la intensidad de los ideales aumentan su caudal, respetando el pluralismo ideológico. La oportunidad no se pierde con simple intención de operaciones, La formulación de un plan de desarrollo y la protección general son los pilares del crecimiento gradual y progresivo que fuertemente regulados satisfacen las insuficiencias existentes, hay que penetrar en los rincones más apartados de la geografía nacional para solucionar sus problemas.
Ante una notoria intransigencia política, los canales del dialogo y la ampliación de las gestiones, borran el sectarismo infecundo y el interés personalista, logrando los objetivos de beneficio comunitario.
La evidente obcecación política pregonada por la masa de los conservadores y adquirida del pasado triste y doloroso, desaparece con mejores condiciones de trabajo, mayores y mejores oportunidades para todos y organización unitaria que demandan con dinámica envión, las inoficiosas o heredadas actuaciones de Gobiernos anteriores, y, por lo tanto, las consecuencias o circunstancias que vive el pueblo hondureño.
La superación de las realidades insatisfactorias merece una preferente atención, manteniendo el orden y la autoridad indispensables.
