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viernes, mayo 3, 2024

MATALASCALLANDO: Entre risas y grimas

“Oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad: se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas”. Simón Bolívar.

Cuánta razón tenía el abuelo: “¡Mijo, lea bastante, todo lo que pueda, solo así se le va a ir quitando lo pendejo!”, caramba, cómo lo añoro, con aquellas largas pláticas que, según él, me estaba adoctrinando para después ir juntos a las montañas a pelear por la revolución. La cosa es que temprano le descubrí sus buenas intenciones, pero sus malas compañías; era tan amigo de los Idiáquez que cada vez que se armaba un molote en la compañía bananera (allá se iban a meter esos dos), después aparecían en El Benque con sombreros de ala ancha –según ellos, de incógnitos- y allí, en casa del abuelo, almorzaban, cenaban (les daban vuelta a las cacerolas de frijoles refritos en manteca de cerdo con tortillas gruesas recién hechas) y hasta se quedaban a dormir. Siempre fueron así, si no me cree, a sus descendencias me remito.

Hoy, ya bastantes décadas después de aquella niñez maravillosa, y ya habiendo partido de este mundo para ser enjuiciado, don Adán dejó una huella imborrable reflejada en el hábito de la lectura -inculcado por él-; quizá no como ratón de biblioteca, pero lo poco que se he leído ha sido con pasión y muchísima curiosidad. Y lo último que han admirado mis tristes, cansados y saltones ojos son los documentos que están al alcance de todos de parte del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), dirigido por la excelsa dama y abogada Gabriela Alejandra Castellanos Lanza, quien ha demostrado más valentía que 100 batallones bien armados. Estoy seguro que, si la ponen al frente de batalla en Ucrania, en un par de días dejaría agüevado a Putin y le saca carrera. Mujer valiente como pocos hondureños.

Después de ver todo lo que allí está documentado, los libros que perfectamente cualquiera puede descargar en formato PDF, y uno muy curioso llamado “Corrupcionario”, con esas publicaciones, solo con esas, los hondureños entraríamos en razón si se llevaran como textos en el kínder, escuelas, colegios y universidades. Teniendo esa suerte de equilibrio crítico de parte del pueblo, no nos harían una más. La sociedad civil deberá tener más en cuenta que eso es algo que se debe difundir, sin miedo, no para asumir juicios de valor, sino para tener conciencia a la hora de depositarle la confianza a ciertas personas para que manejen los recursos del Estado. Y no solo los dineros, también las instituciones que lo generan, como la ENEE, Hondutel y demás.

Los sentimientos se encuentran, chocan y estallan entre sí al descubrir que nuestra red de salud pública está obsoleta, reventada, descuidada y hasta olvidada. Con los recursos que se tienen, nuestros hospitales públicos serían del primer mundo, así como los que se ven en las películas y teleseries joligudescas. Aquí los maestros (para mí son los más importantes) son vistos con la punta de la chancleta izquierda, y los médicos con la chancleta derecha. Ambos gremios tienen que andar penando y casi mendigando lo que les pertenece por derecho y por moral. De ahí los pobladores, la gente humilde, que deben sufrir hasta lo más surrealista, con experiencias oníricas como si fueran de los doce cuentos peregrinos del Gabo, tienen que seguir soportando, ah, pero si leen esos documentos, si se reproduce y se discute en cada sobremesa, sin politizarlo, en verdad, en verdad os digo que este país cambia.

Lo que no sé es, si por leer, ya se me quitó lo pendejo, pero por si acaso alguna vez nos hemos cruzado en el camino y nos conocemos, usted dirá.

Ing. Carlos Mata
[email protected]

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