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viernes, mayo 3, 2024

Derechos humanos, más que un día para recordar

Aspirar a sociedades más justas y equilibradas es una meta altruista, generada por personas con valores, que desean genuinamente que todos los individuos gocen de los mismos derechos y tengan acceso a las oportunidades que están disponibles solo para un reducido porcentaje de la población mundial.

Si lo vemos de manera global, hay países desarrollados y países en desarrollo, dependiendo donde uno nazca, eso puede hacer la gran diferencia. A unos pocos les tocará vivir una vida digna y al resto enfrentar la pobreza con pocas o nulas posibilidades de lograr la movilidad social ascendente. La disparidad que hay entre países y regiones destaca la urgente necesidad de abordar las desigualdades sistémicas que perpetúan estas brechas. El respeto a la diversidad, la inclusión y la equidad de género son aspectos cruciales para construir sociedades justas y equilibradas. La educación desempeña un papel crucial en este proceso, ya que puede ser un poderoso instrumento para romper con los ciclos de desigualdad e ignorancia.

El 10 de diciembre se conmemora a nivel mundial el Día de los Derechos Humanos, esa fecha fue escogida en 1948 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), desafortunadamente estos principios universales todavía no se cumplen en muchos países. La DUDH inicia en su primer artículo: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

De modo, que nadie a estas alturas del siglo XXI debería vivir en la esclavitud, sin embargo, según datos Índice Global de Esclavitud (Global Slavery Index) de 2023, los países asiáticos son los más afectados con esta situación, pero en nuestro continente, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo forzado es la esclavitud moderna, hasta el 2021 alrededor de cinco millones vivían en estas condiciones, encabezando esta vergonzosa lista Venezuela, Haití y El Salvador.

Aunque la DUDH implica otros temas como derechos civiles, económicos y culturales, libertad de expresión, libertad religiosa, respeto a las minorías, vemos que en nuestra región y país estamos en deuda con la sociedad y falta mucho por hacer, sin embargo, reconocemos que, comparado con las teocracias, en Honduras es permitido que las niñas tengan acceso a la educación, el matrimonio forzado de menores es poco frecuente o denunciado.

El artículo 26, estipula que toda persona tiene derecho a la educación, que debe ser obligatoria y el acceso a los estudios universitario deben ser incluyentes, basada en los méritos. Los Estados que incumplan este derecho deben ser responsabilizados y rendir cuentas de sus acciones. A raíz de la pandemia de COVID-19 y la corrupción, el acceso a la educación empeoró en Honduras, más de un millón de niños están fuera del sistema debido a la pobreza.

En lo relacionado con el derecho a la vida, las leyes no favorecen el aborto, pero no garantizan que los niños que nacen tengan derecho a una vida digna. La libertad de expresión y el libre pensamiento ha llevado a muchos al exilio o autoexilio. El desarrollo social se ve minado por grupos corruptos, asociados en partidos políticos que dicen representar los intereses del pueblo, una completa falacia. Esto imposibilita que se puedan hacer cambios por medio del derecho al sufragio, ya que las raíces de la democracia están llenas de podredumbre, manejadas por personas sin ética y favorecidos con un sistema que lo hacen funcionar para el mal de la mayoría.

A pesar de los avances, existe la necesidad de abordar estas desigualdades sistémicas y fortalecer la rendición de cuentas para garantizar que los derechos humanos proclamados en la DUDH sean respetados en todo el mundo. La conmemoración del Día de los Derechos Humanos nos recuerda la importancia de perseverar en la lucha por sociedades más justas, donde la dignidad, la igualdad y la fraternidad no sean solo principios enunciados, sino realidades palpables para cada individuo, sin importar su origen o situación. Creer y crear un mundo basado en utopías es lo que ha hecho la diferencia y ha permitido, por ejemplo, que las mujeres podamos estudiar y trabajar, que la esclavitud no sea legal, que existan sociedades con movilidad social ascendentes, que gocemos de libertad de culto y de expresión. Sigamos trabajando por alcanzar los derechos humanos universales, porque hay mucho por hacer.

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