Lo que sucedió el martes en la noche de esta semana rebalsa la paciencia de este pueblo. Lo que pasó es increíble. Podríamos hacer una lista de los presidentes del Congreso Nacional desde que se instauró la democracia con la Constitución de 1982, y no encontraríamos, ni por cerca, un titular del Legislativo que, primero, perteneciendo a un partido, se haya arrodillado al gobierno de turno siendo de otro partido y, segundo, haya hecho tantas ilegalidades y, además, regalado de forma tan descarada dinero a los diputados para que acompañen a las propuestas del partido oficialista.
Ni el doctor Mauricio Oliva, que fue tan cuestionado, llegó a tanto. Y es que hasta para ser malo hay que ser bueno, y hasta para ser indecente hay que mostrar pudor.
La red de corrupción que se había armado desde hacía décadas con oenegés falsas para regalar dinero y comprar voluntades era más digna, elegante, hasta con visos de legalidad. Los diputados armaban sus asociaciones sin fines de lucro en la que ponían a familiares y amantes a dirigirlas, y recibían por su medio el bono departamental para cambiar carros, comprar relojes caros, mandar al quirófano del cirujano plástico a sus amantes, pero con Luis Redondo la “regalancina” de dinero es descarada: bonos navideños, para Semana Santa, Semana Morazánica, ¿a cuenta de qué? Un total absurdo.
Y no se diga su inicio espurio con una juramentación realizada por un convicto de la justicia, las votaciones con suplentes, viáticos a quienes no se mueven de su ciudad, en fin, es tan grotesco que hasta da risa.
Ahora, con lo de esta semana, confirmó que es un dictadorzuelo alocado y frenético, mentiroso patológico, al servicio de los intereses de Mel Zelaya.
Como dice la famosa Ley de Murphy, nada puede estar tan mal que no pueda empeorar. Ya lo habíamos visto todo, pero con Redondo nos asombramos aún más. Y pensar que era un político tan honesto, serio, punzante en sus comentarios contra la corrupción del Partido Nacional, y ahora mírenlo.
Nos dejan sin opciones y con la amargura de volver a lo mismo, al pasado, al bipartidismo.
Por ello es que promuevo que no se pongan tantas trabas a la creación de nuevos partidos. De alguno saldrá un liderazgo que nos rescate. Y que se modifique lo de la deuda política. Eso no promueve la democracia ni el multipartidismo, solo es sacar dinero del Estado para políticos que deben ser capaces de conseguir su propio financiamiento.
Pero bien, hablando de corrupción, la semana pasada, la congresista estadounidense María Elvira Salazar soltó la bomba que en el sur del país se está ahorcando a los hermanos venezolanos y haitianos que pasan por montones en territorio nacional, con el deseo de alcanzar el sueño americano.
Eso ya lo sabíamos, eso era evidente: se les extorsiona por policías nacionales, se les asfixia por empresas de transporte, se les venden salvoconductos falsos, etc.
Pero ahora, con las declaraciones de la congresista la cosa ya se sabe a nivel internacional. Y no solo ella, también el congresista Joaquín Castro mencionó exactamente lo mismo. Al respecto, un rotativo matutino del país publicaba: “Joaquín Castro, por otra parte, expresó que la migración es ‘un problema al que nosotros no nos enfrentamos de forma sola, le agradecemos a Honduras por reconocer el problema’. Sobre el tema, la parlamentaria republicana, María Salazar, denunció al comisionado del Instituto Hondureño de Transporte Terrestre (IHTT), Rafael Barahona, y autoridades de Choluteca, de cobros a los migrantes que pasan por Honduras. ‘La gobernadora de Choluteca y el comisionado de Transporte cobran 150 dólares por persona para permitirles cruzar el territorio hondureño’”, arremetió.
Un buen amigo que se dedica al transporte en esa zona del país, me comenta cómo a los buseros que hacen la caridad de llevar de gratis a los hermanos venezolanos, los detienen los delegados del IHTT y les cobran una multa de miles de lempiras, con la complicidad de agentes de la Policía Nacional.
Hasta ese punto ha llegado el descaro, el amor al dinero sucio y la deshumanización.
Un renombrado periodista que tiene una columna diaria sobre pequeños apuntes decía la semana pasada: “Coimas hasta de tres mil por cabeza le está pidiendo a los transportistas el subalterno de Rafa Barahona en la zona sur, denuncia una de las víctimas –con nombre y apellido- pero en el IHTT se hacen los papos y piden que presenten la denuncia con todos los ‘mikis’”.
En conclusión, estos de Libre juraban ser mejores, pero resultaron iguales, incluso peores. No solo se les ve el cobre por sus comportamientos barriobajeros, sino que además resultaron igual o más ladrones.
Nos están llevando a convertirnos en el próximo Haití.
