Cuidado y su jefe lo agarra leyendo esta columna. Peor aún: ni se le ocurra tenerla en algún lado para que él la lea. Porque algo es cierto en esta vida, todos tenemos un jefe cae mal. Y si no lo ha tenido, es porque el cae mal es usted.
Son inevitables las jerarquías. Traen orden y muchas veces pueda que los puestos no sean otorgados a personas que tengan don de liderazgo, lo cual en su mayoría complica las cosas. Y es que hay varios aspectos para ello. El Dr. Travis Bradberry en su libro “Inteligencia emocional 2.0” enseña cosas importantes a tomar en cuenta, sobre todo para los líderes.
Uno de esos aspectos es que el coeficiente intelectual no puede ser mejorado. Es lo que es. Pero la inteligencia emocional sí puede ser desarrollada. Y puede madurar, crecer, estirarse de acuerdo con la meta que usted se proponga. Sumado a algunos elementos que ayudan a no vivir de toque, como la mayoría de nosotros.
El Dr. Bradberry señala un dato interesante y es que, en el período de ascenso a un puesto de trabajo, la mayoría de las personas van desarrollando su inteligencia emocional, y crecen mucho en ello. Sin embargo, al llegar a la cima, a los puestos más altos, CEO o presidente, tiran todo lo alcanzado en materia de inteligencia emocional. Viven eléctricos, de toque.
Y es que, al parecer, al llegar a una posición alta, nos relajamos y tiramos todo. Nos volvemos insoportables. ¿Ha tenido un jefe así? Seguro que sí. Y espero usted no sea uno de ellos. La gran pregunta es: ¿Cómo puedo tratar a un jefe así?
En el libro 7 hábitos para la gente altamente efectiva, el Dr. Covey nos enseña cómo podemos hacer. Lo primero, sepa que usted no está en posición de cambiarlo. O regañarlo, o señalarlo. No es su tarea. Covey nos dice que en lugar de eso debemos ser proactivos y evitar algunas cosas que siempre hacemos, como ser evitar chismes de pasillo o críticas a espalda. Los jefes siempre se dan cuenta.
Lo otro que debemos hacer es demos valores diferenciales: la puntualidad, la transparencia. Hágalo por usted, no por demostrarle nada a nadie. Así mismo construya una relación de respeto. A toda costa evite reaccionar y mantenga la línea de respeto. Muchas veces los jefes están resolviendo problemas que nosotros no imaginamos.
Nunca sea un adulador. Y a toda costa, evite el chisme. Esto es importante para construir una relación de confianza. Tenga en cuenta, si su jefe grita, no grite usted. Y por sobre todo, no tome los asuntos laborales como asuntos personales. Esto, tomando el hecho de que usted realmente necesita ese trabajo y desea conservarlo.
Por Enrique Zaldívar
