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viernes, abril 19, 2024

E-EVOLUCIÓN: Siguen fugándose las mejores personas

En nuestro país tenemos profesionales capaces y exitosos en diferentes áreas, jóvenes que han tenido un desempeño académico de excelencia, que han hecho todo bien. Han terminado en tiempo y en forma sus carreras universitarias, están listos para alcanzar el éxito profesional, pero al llegar al mercado laboral, siente que topan contra un muro, tan grande como el que han construido entre la frontera de México y Estados Unidos para frenar la migración.

Los jóvenes profesionales reciben un golpe de la dura realidad cuando quieren postular de la manera correcta por un puesto en el sector público, debido a que a menudo se requiere contar con “conectes” para lograrlo. Es frecuente ver personas sin las competencias requeridas ocupando posiciones importantes por el solo hecho de ser amigos o familiares de alguien con poder y autoridad para designarlos. Esto es muy frecuente en el sistema de salud y educación pública.

Los jóvenes ven cómo sus aspiraciones caen por los suelos y empiezan a cuestionar si ha valido la pena tanto esfuerzo -cuando la suerte está echada para aquellos que son parte de la “argolla”-. Un reciente acto de injusticia laboral lo vimos recientemente cuando los médicos y enfermeras que estuvieron en primera línea atendiendo la emergencia COVID-19, no pudieron obtener una plaza permanente y ni siquiera les renovaron sus contratos temporales. Fueron tratados como personal descartable, por un sistema controlado por la corrupción y apatía de los políticos en turno, una vieja práctica, por cierto.

Luego nos extrañamos cuando los médicos, ingenieros, arquitectos, enfermeras, entre otros –profesiones importantes para el desarrollo del país-, deciden irse de Honduras por la vía ilegal o legal, saben que aquí no tienen presente, ni futuro. En el sector privado les ofrecen salarios muy por debajo del arancel que dictan sus colegios profesionales e inferior muchas veces al costo de la canasta básica.

Es difícil para un millenial que ha hecho todo bien, que no ha desperdiciado el tiempo, que lo ha invertido en su educación académica, libres de vicios, con decidido deseo de superación, encontrarse en un país que no los merece, que no está a la altura de ellos. Para muchos la generación Y pide demasiado, de alguna manera les atribuyen a ellos el problema, por tener muchas ganas de ser exitosos, de sobresalir, de brillar, parece que el sistema les empujara a tener un bajo perfil, a mantener sus aspiraciones en secretividad, como para no molestar o incomodar.

La fuga de cerebros ocurre en nuestro país desde hace mucho, profesionales bien capacitados, se ven forzados a huir por la falta de oportunidades laborales que llenen sus expectativas, salarios bajísimos, mala calidad de vida, la violencia, la inseguridad son algunos de los factores que los expulsa silenciosamente. Los tomadores de decisiones en el gobierno deberían estudiar este fenómeno, incentivar la meritocracia, dejar de contratar a personas mediocres solo por el hecho de estar “bien conectados”.

El nepotismo es una práctica que desalienta completamente a los jóvenes profesionales, les provocan ganas de salir corriendo, primero de las organizaciones y luego del país. Con la fuga de cerebros pierde el país valioso capital humano y las personas que deciden irse a probar suerte, no tienen la certeza de que obtendrán un empleo en su área profesional, lo que es muy frustrante, a pesar de que ellos puedan lograr ganar mucho más dinero haciendo actividades ajenas a su formación inicial.

Es tiempo de tomar este tema de la fuga de cerebros de frente, debatir sobre por qué están dejando escapar a los mejores profesionales, técnicos y especialistas del país, esto es nocivo para el desarrollo económico, tecnológico y social. Quizás algunos burócratas estarán pensando, que los que migran mandan remesas al país, pero eso lógicamente no es sostenible, ni es tener una visión a largo plazo. Es hora de abordar este problema, fomentar la meritocracia y el desarrollo profesional en Honduras.

Mirna Isabel Rivera
[email protected]

 

 

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