Y la primera solución que se me viene a la mente para lograr todo lo que uno quiere lograr, es la de un clon, o tal vez dos. Recordando aquella película del señor Schwarzenegger “El Sexto Día” o la de Michael Keaton “Mis Otros Yo” en las que el protagonista, agobiado por tanto quehacer, decide clonarse para poder cumplir a tiempo tanto con su trabajo como con su matrimonio, los resultados no fueron los esperados, pero resultaron muy divertidos.
Afortunada o desafortunadamente, en la actualidad todavía no disponemos de ese tipo de herramientas, por lo que tendremos que ponernos un poco más creativos y cada vez más tomando en cuenta lo rápido que están cambiando las cosas en este mundo tan agitado como está. Y es que, si hay algo que sentimos que tenemos cada vez menos es tiempo. Creo que si el tiempo se vendiera sería la cosa más vendida en el mundo, todos sentimos que necesitamos más tiempo para todo, más aun los que ya no somos unos jovencitos, sentimos que ya no tendremos oportunidades para hacer todo eso que queremos hacer y ese tipo de pensamientos nos puede llenar de ansiedad.
Y bueno, ¿para qué es que necesitamos más tiempo?
Algunos para terminar una carrera universitaria, para los requerimientos en sus trabajos, para ir al médico, para leer la fila de libros esperando desde hace años en el librero, para visitar a familia que no se ve desde hace mucho o demasiado tiempo, para el café con los amigos, para conocer esas ciudades que queremos ver desde que éramos niños, para asistir a un mundial de fútbol, a la Feria del Libro de Madrid o la de Guanajuato o la de San Pedro, para ese concierto de música que hemos pospuesto desde siempre, para comprar el carro soñado, emprender nuestro negocio, para poner en orden nuestros asuntos…
Necesitamos más tiempo, sin un clon o una varita mágica, ¿cómo logramos alcanzar nuestras metas? Planeando. Dejamos de desear y empezamos a planear porque es cierto aquello de que “una meta sin un plan es solo un deseo” y no va a pasar de eso.
Un plan a cinco años sugieren los expertos en el tema y es tan cierto, un plan es una especie de mapa que nos va a guiar en el camino a conseguir aquello que necesitamos y si lo pensamos bien, un mapa es algo que está ahí, tangible, algo que podemos consultar cada vez que nos sintamos perdidos, necesitamos poner las cosas en papel porque también es muy cierto aquello de que “un sueño escrito se convierte en una meta, una meta desglosada en pasos se convierte en un plan y un plan respaldado por acciones se convierte en realidad”.
Esperar lo mejor y prepararnos para lo peor, nos recomienda el escritor estadounidense Denis Waitley, porque claro, a medida que vamos planificando, vamos preparando el terreno para lograr aquello que nos hemos propuesto. Y perseverar, insistir. Abrir la mente acerca de que nos vamos a encontrar mil y una dificultades en el camino que nos van a bajar el ánimo en más de alguna ocasión y que este “bajón” debe ser momentáneo porque, y lo dice el exministro británico Winston Churchill, “El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.
Luego su compatriota, el conferencista Ken Robinson nos asegura que es importante (por aquello del poder de la mente) sentirnos personas con suerte, que la suerte nos favorece. Y bueno, Louis Pasteur nos dice que la suerte favorece a las mentes preparadas. Yo digo que, si todos estos genios están de acuerdo en que planear y prepararse es imprescindible para la consecución de metas, debe ser cierto, así que terminemos con otra frase genial y no olvidemos: “Al fallar en la preparación, nos estamos preparando para fallar”.
