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viernes, marzo 29, 2024

BIEN COMÚN: Más hijas al mando

Recientemente leímos un reportaje de la revista Vida y Éxito denominado “Mujeres que Inspiran”, dedicado a damas de la región centroamericana que destacan como líderes corporativos. El reportaje incluye análisis sobre los avances, así como los obstáculos que enfrentan las mujeres para alcanzar posiciones importantes en el mundo de los negocios. Se presentan los perfiles de muchas gerentes, presidentes y directoras, contando sus respectivas experiencias en el trayecto hacia un puesto de dirección dentro de sus organizaciones, revelando progresos inéditos en el acceso de mujeres a dichos cargos.

En el caso particular de Honduras el listado que destaca el reportaje es impresionante e incluye a profesionales de comprobada capacidad como Aline Flores, Reina Irene Mejía, Claudia Kattán-Jordán, María del Rosario Selman, Mey Hung, Paola Bondy, Elena Kafie y Rosalpina Rodríguez, entre otras destacadas y formidables líderes empresariales. Por supuesto que hay muchísimas otras que seguramente no fueron incluidas por limitaciones de espacio. De hecho, conocemos infinidad de mujeres que han logrado crear empresas y que hoy gozan de una presencia importante en el mercado nacional o regional, con la característica especial de que muchas son compañías de naturaleza familiar.

Uno de los temas más complejos para la subsistencia de las empresas familiares, especialmente para las segundas y posteriores generaciones, es la sucesión. Se trata de un proceso que se debe desarrollar de forma metódica, con una adecuada anticipación y siguiendo criterios técnicos que garanticen que el resultado le proporcionará a la organización una dirección profesional, competente y propicia para el crecimiento de la misma, extendiendo así su vida comercial. Es un proceso que muchos fundadores se resisten a iniciar, poniendo en precario el futuro de sus compañías. Es por ello que nos pareció interesantísimo un estudio que examinamos recientemente sobre el proceso de sucesión en las empresas familiares, especialmente la desigualdad de género entre hermanos en el nombramiento de director ejecutivo (“CEO”). Este se denomina “Sister Act: A Gender Perspective on Family Succession” y está disponible en el portal en línea del Academy of Management Proceedings. Lectura muy recomendada para quienes desean profundizar en el tema.

Los encargados de esa investigación analizaron 360 sucesiones de empresas familiares en Suecia, entre 2004 y 2017, incluyendo para tales fines a empresas cuyas familias tenían al menos una hija y un hijo, y eventualmente eligieron a un descendiente como CEO. La investigación logró establecer que las hijas tenían un 75% menos de probabilidades que los hijos de conseguir el nombramiento, y aquellas que lo hicieron esperaron casi el doble de tiempo, en promedio. Las excepciones más notables fueron las hijas de las CEO femeninas, quienes tenían igual o incluso ligeramente mayores posibilidades que sus hermanos de ser elegidas. No se logró establecer la razón por la que se favorece mayoritariamente a los hijos, pero se especula que podría estar motivado por normas sociales bien afianzadas. También se pudo establecer que el año siguiente a la toma de posesión de las hijas los retornos ajustados al sector de sus empresas sobre los activos fueron, en promedio, 2.3 veces mayores que los de las empresas dirigidas por hijos.

Los investigadores declararon lo siguiente: “También establecimos que las firmas en que la hija asume el cargo de CEO supera a las empresas en que es el hijo quien asume el cargo. Nuestros hallazgos revelan que, en la dimensión de género en la sucesión de empresas familiares, los hijos son favorecidos, pero las hijas lo hacen mejor”. Asimismo, agregan lo siguiente: “La inclusión de las hijas en el liderazgo podría desanclar a la familia y la empresa de perspectivas tradicionales, y facilitar orientaciones de proyección hacia el futuro que impulsen los resultados empresariales. Y debido a que las hijas a menudo tienen que superar más obstáculos que los hijos para obtener el trabajo principal, tiene sentido que sean especialmente talentosas y hábiles para superar la adversidad”.

Los resultados no nos sorprenden. Únicamente ratifican que las mujeres son una fuerza creciente y positiva para los negocios. Lastimosamente en Honduras también persisten algunos prejuicios en este tema, por lo que esperamos que documentos como el comentado en esta ocasión sirvan de inspiración para las jóvenes que buscan incursionar en los negocios y de reflexión para quienes menosprecian las posibilidades que ofrecen las mujeres para la prosperidad de las compañías.

Por: Rodolfo Dumas Castillo
Correo: [email protected]

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