32.5 C
Honduras
domingo, abril 28, 2024

Manuel Zelaya Rosales es realmente peligroso

Su acción dolosa de inventar situaciones inexistentes que incitan al odio y a la anarquía, que llevan al país, otra vez, a un pleito entre hermanos hondureños, es detestable. Lo peor es que tiene público, uno igual que él, lleno de odio, resentimiento y deseos de venganza. ¡Busquen terapia grupal, por favor!

Nadie, en su sano juicio, quiere ni pretende que le den golpe de Estado a la presidente Iris Xiomara Castro Sarmiento, y no porque estén contentos con la administración de su Gobierno, sino porque, en primer lugar, no es ni legal ni es lo correcto, y en segundo lugar, porque todo mundo sabe las consecuencias nefastas de una crisis política y social de tamaña envergadura.

Si bien es cierto que en el 2009 era imperativo sacar a José Manuel Zelaya Rosales de la Presidencia antes que arrodillara la nación entera ante el Socialismo del S. XXI, con la presidente es muy distinta la cosa. Aún con todo lo malo de su Gobierno, debe dársele la oportunidad de mejorar, debe terminar su período y que sea el pueblo que decida en las urnas.

Nadie quiere nuevamente ver involucrada a la sociedad hondureña en un conflicto como al que nos llevó Zelaya Rosales en el 2009 (y al cual nos quiere llevar otra vez).

El único político que pudiera verse directamente beneficiado con un golpe de Estado sería él, al peligroso de Manuel Zelaya, porque con eso podría consolidar su tan anhelado sueño de la constituyente y quedarse per secula seculorum en el poder, lo cual es lo que en verdad quiere y desea más que nada en este mundo.

Los medios de comunicación estuvieron pasando una noticia sobre una convención del partido Libre. ¡Cuánta patanería! Cuánto lujo de vulgaridad del olanchano y los funcionarios que le hacen de comparsa. La clase política gobernante allí luce sus más desfachatadas expresiones de su esencia. Todo fue bufonería, charlatanería, bromas de mal gusto. No parecen personas adultas con la delicada misión de dirigir al país.

Y él, todo señor, todopoderoso, líder máximo de ese decadente y patético espectáculo de política tercermundista.

Es que el político de la eterna chumpa beige se siente feliz así, en ese tipo de situaciones en el que parezca ser alabado, que se rían de sus malos chistes, de sus ocurrencias, que nadie le señale sus crasos errores, ni ponga en duda sus disparates.

En ese vodevil, y en todos los que arma a su antojo, es lo mismo de siempre: regresar al pasado, azuzar el odio, culpar a intereses oscuros que solo él ve y los que le creen: que los doce años de dictadura, que la narcodictadura, etc., y dale que dale con el mismo sonsonete. Sin faltar las ocurrencias como que el Gobierno es Robin Hood y debe robar a los ricos para dárselo a los pobres, que la gente entre más títulos más ladrona, que 8 x 5 = 35, etc.

Lo grave de su último despliegue circense fue el llamado que hace a las hordas fascistas de sus colectivos para que “defiendan a como dé lugar el Gobierno de la presidente Xiomara”. ¿Defenderlo contra quién? ¿Defenderlo de qué y por qué? ¿De qué habla este señor que cada día está más fuera de sus cabales? Este político está jugando con fuego, pero para que se quemen otros. Está llevando a la confrontación a su artillería bandolera de los colectivos, los cuales, como tontos útiles, se dejan usar. Zelaya espera que, de repente, la gente se canse y los contraataque. Los colectivos no lo saben, pero para eso los manda su coordinador. A éste no le importan los daños colaterales, o sea, que algunos o varios de los colectivos mueran, lo importante es crear mártires cuyos rostros puedan andar después en pancartas, para meterle más leña al fuego y señalar que los culpables son los empresarios, los partidos golpistas, los militares.

Por otra parte, también está orillando a la gente normal al extremo, al paroxismo al no darle clases a sus hijos en las escuelas públicas, al no haber medicinas en los hospitales, al dejar que la delincuencia suba, que las extorsiones se desborden, que los accidentes de tránsito cada vez sean más espantosos.

El señor del bigote nos está manipulando a todos, nos está llevando a una guerra civil. Es él el que se tiene que ir y no la presidente. Es él el que le hace daño a Honduras y nadie más.

Por Carlos Alvarenga, abogado.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: