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martes, mayo 14, 2024

Yo no olvido el año viejo

Adiós 2022, ¡hola 2023! Y al acercarse el fin de año, vaya que nos ponemos sentimentales, en buena o mala forma. Recordamos lo bueno o recordando aquello que no nos agradó.

Pero, como dice la popular canción “Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas” y más allá de la burra, la chiva y la buena suegra, creo que todos debemos esforzarnos en desarrollar gratitud.

Pienso que esa es la mejor manera de prepararnos para un año nuevo. Pues la gratitud nos cuesta. Y es el único estado que nos permite tener felicidad en el corazón. Vivir en gratitud es como un estado mental. Aprendido, intencionado, direccionado. Ya que crecimos programados para ver solo lo negativo.

Si pone los noticieros, si tiene conversaciones. Si mira a su alrededor a sus compañeros de trabajo. Todo es queja y negatividad. En verdad que este ejercicio me costó muchísimo en el 2020. El año de la pandemia, aún encerrados, sin vacunas y sin tener cerca una fecha en que todo esto terminaría, ¡qué difícil es hallar cosas qué agradecer!

Pero las tuve. Conservar su fuente de ingresos. Poder al menos celebrar con su gente la Navidad y que estuvieran todos con salud. La gratitud nos hace ver con otra óptica las cosas y no sentirnos con derecho de cosas, que cuando menos pensemos.

La gratitud fortalece nuestro ánimo. La queja nos la debilita. Ya que poco a poco vamos asumiendo que somos víctimas de todo. Nos sentimos sin lugar a dudas enfadados, perseguidos, usados y menospreciados. ¡Cuánta energía dejamos ir en ello!

Esperamos gratitud de la gente y no la damos nosotros.  Cuando debemos empezar con el ejemplo. ¿A cuántas personas debe darle un “gracias” por cosas pequeñas, pero que no estaban en la obligación de hacerlo? En lo personal tengo gratitud infinita para muchas personas e instituciones. Diario EL PAÍS, uno de ellos, que me permite compartir ideas, que espero den fruto en otros.

O usted, que se toma el tiempo de leernos. ¡Habiendo tantas opciones de lectura hoy día! Y así podríamos hablar de un sinnúmero de cosas, que damos por hecho, pero podemos decir gracias.

Gracias porque tenemos la oportunidad de entrar a un año nuevo, con todo el aprendizaje y las correcciones que toca hacer de las experiencias del año anterior. Sin olvidar agradecer por la salud, que no se nos olvide, lo valioso que es tenerlo ¡El tesoro que es, poder decir que está sano!

Y la gratitud a las personas que constantemente nos aguantan: nuestra familia. Nos parece que están obligados a estar allí y tolerarnos. La verdad es que no, pero sin ánimo de que sea perfecta, la familia es la familia y siempre serán una bendición. ¡Demos gracias por ellos! Porque podemos seguir creciendo en este caminar de la vida.

Y si usted es un emprendedor, ¡dele muchas gracias a sus clientes! Son ellos los que hacen que mejoremos, que existamos y que podamos tener ingresos y ser fuente de trabajo para otros. Los clientes son los que nos pulen y, a través de su comportamiento, aprendemos que cosas nuevas podemos innovar y que cosas debemos corregir.

Como le dije, la gratitud es un ejercicio práctico y diario. De desenfocarse de solo ver lo negativo y enfocarse en aquellas cosas buenas que están allí, pero no las miramos. Aprender a hacerlo es poder entonces cantar, como lo dice la canción: “Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas”. ¡Y eso nos tendrá listos para los nuevos desafíos que traerá el 2023!

Enrique Zaldívar
2050 Comunicaciones

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
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