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martes, noviembre 5, 2024

Unidos contra el odio que amenaza la supervivencia de Israel

Por: Embajador Nadav Goren

El atroz ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre y los acontecimientos del último año exponen una triste verdad: el verdadero objetivo de los enemigos de Israel no es la promoción de los derechos palestinos, sino la erradicación de Israel y la expansión de su lucha contra el mundo libre. Esta hostilidad tiene sus raíces en un sentimiento antisemita profundamente arraigado de siglos de antigüedad, que trasciende fronteras e ideologías. Es fundamental que el mundo, Honduras incluida, se una a Israel en su lucha por defender su libertad y soberanía contra la tiranía.

Después de que Israel se retirara de la Franja de Gaza en 2005, Hamás tomó el control en 2007, desviando la ayuda internacional no para mejorar la situación de su pueblo, sino para financiar ataques incesantes contra Israel, al mismo tiempo que imponía un opresivo régimen a la población de Gaza, privándola de libertades básicas. Las atrocidades cometidas por Hamas el 7 de octubre no fueron actos de violencia aleatorios, sino parte de una declarada campaña genocida contra los judíos, celebrada abiertamente por sus líderes. Hamas se niega a rendirse, demostrando que su prioridad no es el bienestar de los palestinos, sino la continua búsqueda de la destrucción de Israel.

El patrón antisemita es evidente también entre las milicias chiíes en Líbano, Siria, Irak y Yemen, todas ellas apoyadas por Irán. Históricamente, los yihadistas chiíes y suníes han luchado en cruentas guerras civiles, pero hoy están unidos por su objetivo común: la aniquilación de Israel. El antisemitismo se ha convertido en el pegamento que mantiene unidas a estas fuerzas, mientras buscan erradicar el Estado judío. Al hacerlo, dan la espalda al bienestar de su propio pueblo, cuyo sufrimiento solo crece. Hezbolá, por ejemplo, lanzó un ataque no provocado contra Israel el 8 de octubre, disparando más de 10.000 cohetes y desplazando a más de 60.000 israelíes de sus hogares a lo largo de la frontera libanesa. Irán, amenaza con destruir las últimas esperanzas de recuperación de Líbano al convertirlo en un peón en su imprudente guerra contra Israel.

El peligro que representa esta alianza yihadista no se limita a Israel. Las mismas fuerzas que atacan a Israel buscan imponer su ideología radical mucho más allá de Medio Oriente, amenazando los valores sobre los que se sustenta el mundo libre: democracia, derechos humanos y estado de derecho. Enmarcando su campaña en términos de resistencia, los grupos yihadistas disfrazan su verdadera agenda: la expansión de su control totalitario y teocrático. Su odio hacia Israel es parte de un rechazo más amplio de los valores del mundo libre, convirtiendo la lucha de Israel en un frente crucial en la defensa de la libertad global.

Desafortunadamente, en muchos países de todo el mundo libre, las manifestaciones en apoyo de los palestinos están llenas de más odio hacia Israel -y por extensión, hacia los judíos- que de genuina preocupación por los derechos palestinos. Estas protestas no son simplemente sobre la oposición a la política israelí; son un resurgimiento global del antisemitismo, utilizando el conflicto israelí-palestino como vehículo para viejos prejuicios.

El impulso antisemita detrás de este movimiento es claro: no se trata de fronteras o política; se trata de erradicar la presencia judía. Durante siglos, los judíos han sido perseguidos, chivo expiatorio y demonizados por diversos regímenes e ideologías. Hoy, el Estado de Israel sirve como el punto focal moderno para este odio de siglos, con sus enemigos disfrazando sus objetivos genocidas en el lenguaje de la resistencia o la justicia. Sus verdaderas intenciones son evidentes Irán, Hamás, Hezbolá y sus partidarios en todo el mundo, se preocupan mucho más por destruir a los judíos en vez de apoyar a los palestinos. 

El verdadero camino hacia la paz no radica en el odio antisemita ni en la demonización de Israel, sino en líderes que prioricen el bienestar de su pueblo. Los palestinos merecen un liderazgo que se preocupe por su futuro, no uno que los sacrifique en el altar del odio a Israel. La verdadera justicia para los palestinos llegará cuando abandonen la retórica genocida de los enemigos de Israel y trabajen hacia un futuro de coexistencia, no de destrucción. Es fundamental que el pueblo hondureño y su gobierno se posicionen al lado de Israel en esta lucha, reconociendo que las fuerzas que atacan a Israel son las mismas que amenazan la libertad a nivel global.

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