Queremos referirnos a un hecho y una actitud. En los últimos momentos, la Policía ha anotado tremendo éxito al lograr, mediante sus propios mecanismos y protocolos, capturar al supuesto autor intelectual de la muerte de una fiscal en el sur del país, siendo la malograda joven la esposa del antes mencionado. Al parecer encargó a un sobrino para que consumara el hecho, aparte de ser cómplice directo, aparentemente. Todos debemos estar con un sentimiento de apertura y confianza hacia la Policía Nacional y los aparatos de investigación del Estado porque eso más bien limpia la mala imagen que se ha logrado de esta institución por actuaciones equivocadas de malos hondureños.
Aplaudimos el hecho, no por celebrar el mal ajeno, sino por la esperanza que se abre en función de otros casos que están todavía en suspenso y el mensaje es más que todo contra los malos que quieran aventurarse a cometer un delito, lo mejor es que lo piensen antes de dañar a un ser humano, ya que por los vientos que soplan sí se les va a aplicar todo el peso de la ley, dentro del marco de los derechos humanos, pero de que van a pagar, van a pagar.
A la vez, debemos comprender que el trabajo policial es azaroso, por lo general cualquiera puede pensar que al fin y al cabo esa es su función y además se les paga para que lo hagan. De acuerdo, sí, pero no es para cualquiera, se deben enfrentar al mismo mal, exponiendo sus vidas para que la población pueda relativamente –hay mucha maldad- estar tranquila hasta donde se pueda.
Algo que sí nos apena todavía es que el Estado de Honduras no active nuevamente las cámaras de vigilancia, eso también es un claro atentado contra la vida ya que nos expone a todos ante un crimen impune. Estas cámaras han resuelto casos intensos de manera rápida y contundente. Es por ello que, para apoyar a la Policía, el Gobierno ya debería hace rato haber puesto a funcionar estas cámaras ya que esto garantiza en gran parte la seguridad de todos por la múltiple ubicuidad simultánea de los ojos de la ley. Cualquier puede decir que no se sabe lo que está pasando al respecto, pero nos atrevemos a decir que eso es asunto de desidia, incapacidad y desinterés por la vida de los hondureños, así de sencillo. Eso no lo estamos inventando, son hechos que están delante de todos. En un país serio, un Gobierno ya estuviera siendo interpelado de manera judicial por esa grave omisión y hasta denunciado internacionalmente.
Felicitamos y agradecemos a la Policía, invitamos a la población a sentirse seguros con los agentes y no olvidar además por el valiente y decidido apoyo de la Policía Militar ya que son garantes contra el crimen de manera frontal y un inconmensurable apoyo al combate del crimen. Mientras, seguramente tendremos resultados en otros casos porque sí es un aviso de que se está trabajando intensamente en todo eso. Esperemos, pues.