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jueves, mayo 2, 2024

Semana laboral de cuatro días: ¿utopía o realidad?

El progreso gradual de las condiciones laborales ha sido una lucha ardua que se ha extendido a lo largo de siglos de movimientos obreros y luchas sociales. Desde los tiempos de la esclavitud hasta la época actual, los trabajadores han enfrentado numerosos desafíos en su lucha por conseguir horarios laborales más humanos y condiciones de trabajo más equitativas. En Europa y Estados Unidos, por ejemplo, los trabajadores del sector del carbón tuvieron que enfrentarse a largas horas de trabajo en condiciones inhumanas. Sin embargo, mediante la unión y la organización, lograron impulsar cambios significativos en sus entornos laborales.

La conquista de beneficios laborales no se logró de manera fácil. Estuvo marcada por represión, encarcelamientos y tragedias humanas, todo como resultado de una lucha incansable en defensa de los derechos de los trabajadores. Esta historia se repitió en América Latina, donde se destacan casos emblemáticos como la lucha de los trabajadores de las plantaciones bananeras en Honduras, quienes lucharon tenazmente por mejorar sus condiciones de trabajo. Estas batallas se libraron en las calles, con peticiones de reducción de jornadas laborales, salarios justos y entornos laborales más seguros.

La economista Juliet Schor explicó en la conferencia Tecnología, Entretenimiento y Diseño, más conocida como TED, unas pruebas de semana laboral de cuatro días que está realizando en países como Estados Unidos e Irlanda, y hasta el momento, los resultados han sido mayoritariamente positivos. Según la investigadora, se han observado incrementos en la satisfacción de empleadores y clientes, así como un crecimiento en los ingresos y una disminución en la rotación de personal. Promocionando la idea de una semana laboral de cuatro días y 32 horas con remuneración equivalente a cinco días, es viable.

Schor explica cómo este modelo para el futuro del trabajo podría abordar desafíos importantes como el agotamiento laboral y la crisis climática. Además, comparte posibles formas en que las empresas y los gobiernos podrían colaborar para convertir esta idea en una realidad.

La investigadora puntualiza que “en el lugar de trabajo la gente está menos estresada, valora su empleo más y tienen una mejor vida fuera de sus centros de trabajo. En la mayoría de los casos son más productivos en cuatro días que en cinco días a la semana”. Es bastante optimista referente a que mejora la salud de los colaboradores, especialmente por el síndrome del quemado, reduciendo la incapacidad por temas de salud, se comenten menos errores y se brinda un mejor servicio.

El regalo que recibe el colaborador, de contar con un día más para ellos mismos y su familia, es retribuido con mayor productividad, según los datos recolectados, esto incluye mayores ingresos para las empresas que están implementándolo. Para Schor, el ingrediente secreto para lograrlo es la reorganización de las empresas.

Sin embargo, otros países ya lo han implementado este modelo y les ha funcionado, asegura Schor. Islandia que desde el 2015 tuvo esta iniciativa, como resultados el estrés físico y mental se redujo, la ética laboral aumentó, el balance trabajo-familia mejoró y por supuesto la productividad incrementó.

En el norte de Europa se ha presenciado un cambio en la dinámica laboral gracias a un diálogo más abierto y un enfoque democrático. Países como Dinamarca y Noruega han implementado medidas para reducir la semana laboral de cinco a cuatro días. Estas políticas han demostrado tener efectos positivos en la productividad laboral, lo que subraya la importancia de encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal para fomentar la eficacia en los entornos laborales. Comparativamente países como Inglaterra e Italia siguen con los horarios tradicionales y muestran menos productividad que las de sus vecinos nórdicos, que al parecer si saben disfrutar y producir al mismo tiempo. Pasar momentos “hygge” es parte de la cultura danesa y no tiene nada que ver con lujos, sino disfrutar las cosas sencillas de la vida, con tranquilidad y alegría.

En un entorno tan acelerado, proponer estos cambios requiere una cuidadosa planificación. Específicamente, estamos hablando del mercado formal, donde los empleados disfrutan de los beneficios establecidos por ley y donde las empresas asumen una responsabilidad social. Sin embargo, la imposibilidad de implementar estos cambios en ciertas industrias no implica que no sean factibles en otras. Este enfoque implica visualizar una utopía y trabajar para hacerla realidad, en los lugares donde sea posible. Estos no son sueños lejanos, sino más bien realidades tangibles en otras partes del mundo, que en algún momento podría adoptarse de manera universal. Principio del formulario.

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