Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la definición de salud es un estado de completo bienestar, -físico, mental y social-, y no la simple ausencia de enfermedad. Este enfoque integral es nuevo e indica un cambio en la manera de entender “el derecho a un nivel de vida adecuado que asegure la salud y el bienestar”, consagrado por primera vez hace 70 años en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Se conoce que la salud es un derecho universal, la Organización de Naciones Unidas, experta en materia de salud, desarrollo un informe en el que señaló que, a pesar de que es evidente que no puede haber salud sin salud mental, en ningún lugar del mundo la salud mental se encuentra en plano de igualdad con la salud física, en términos de presupuesto o educación y prácticas médicas.
En su informe, el Sr. Pūras de la ONU, menciona los cálculos realizados por la OMS desde 2014 que indican que, en el mundo entero, sólo el 7 por ciento de los presupuestos sanitarios se destinan a asuntos de salud mental. Además, el experto pone de relieve el hecho de que en los países de bajos ingresos se gastan menos de dos dólares estadounidenses al año en salud mental.
Es totalmente escasa la atención que se da en tema de salud mental, la persistencia de la estigmatización y la discriminación cuando se menciona casos sobre algunos trastornos sigue vigente. En las últimas discusiones que se han llevado en las reuniones y asambleas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las recomendaciones que se han hecho vienen a desmitificar la atención en los hospitales psiquiátricos y a hacer una propuesta de abordaje de las enfermedades mentales de una manera no hospitalaria.
Según un informe elaborado por la Oficina del Acnudh, las personas aquejadas de padecimientos mentales y las que padecen discapacidad psicosocial sufren también tasas desproporcionadas de mala salud física y tienen una esperanza de vida inferior de 20 años menos los hombres y 15 años menos las mujeres a la del conjunto de la población.
La salud mental no debe ser visto como un privilegio al que solo algunas personas tienen, sino que debe ser atendido, aceptado, visto y ejecutado como un derecho. Todo ser humano debe tener al alcance teoría, apoyo estructural, recursos y herramientas que le apoyen en procesos de crisis vitales y circunstanciales. Todo ser humano debe hacer uso de la psicología aplicada, practica y fluida en el día a día, ya fue suficiente escondernos en el pensamiento arcaico de decir, “Yo no creo en la psicología”, porque seguir pensando así, provoca que el sistema de salud siga siendo insuficiente e incapaz para generar un presupuesto para dicha labor pública.
Le animo a que busque atender a tiempo y de forma correcta sus pensamientos, sus actitudes, sus esquemas mentales, su forma de sentir etc. para generar cambios en su salud mental.
