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jueves, mayo 2, 2024

¿Qué le damos mi reina, qué le damos mi rey?

Resulta curioso, que siempre en todas las ciudades, existe la enorme resiliencia de los vendedores de calle. Desde luego, ellos viven motivados de la necesidad de vender para llevar sustento a sus familias. ¿Pero quién no?  Lo sorprendente de esto, es que ellos pocas veces se suben a las olas comerciales de la publicidad.

Jamás hemos visto un “Black Friday” en las aceras de esas calles, las cuales nuestros abuelos llamaban “La calle del comercio” simplemente uno sabe que, si busca algo muy económico, allí lo va a encontrar.

Y me refiero a resiliencia, al hábito que tienen para transformarse, en el mismo espacio que hace 20 años se vendían casetes regrabados, hoy venden forros para celulares o bien, archivos en USB llenos de música. ¡Muchísimas cosas! Pues se adaptan a lo que se vende.

El comercio informal puede pasar de vender hoy banderas por un partido interesante, a ropa de verano dependiendo la época. No tienen problema en cambiar el rubro siempre y cuando les genere margen de ganancia. Ellos lo que hacen es vender. Y ni hablar de aquellos fijos como comidas de la calle, mangos verdes, bebidas en bolsa y otros.

Pero una de las cosas curiosas es la atención al cliente. Muchos, hacen chiste sobre el baño de estima que le dan uno cuando pasa por allí. Realmente, como diríamos de manera coloquial “lo engatusan”, lo seducen diríamos con un lenguaje muy formal. Y es que, pareciera que todas estas personas tuvieran el mismo ‘coach’ de servicio al cliente pues su desempeño y lenguaje es similar entre todos.

“Pase adelante chichí”, vea sin compromiso. ¿Qué le damos corazón? Entre mi amor… ¿Camisas busca? Mire tito, tenemos de su talla. Todo un despliegue de palabras que, si no está acostumbrado a ello, hasta puede salir muy sonrojado.

Pero hay algo interesante que podemos resaltar de ellos, están cazando (de cacería) clientes.  Están pescando.

Y esta es una enorme lección que para emprendedores podemos aplicar, ya que, si estoy en un lugar de mucho tráfico de cliente, muchas veces el prospecto hasta puede entrar a su tienda ¡Y nadie le dice nada! Si bien es cierto, a muchos clientes no nos gusta que nos anden encima, tenemos una manera de darlo a entender “solo ando viendo”. Es lo que decimos.

Ahora bien, piense cuántas veces estas personas que lo saludan tan cariñosamente a uno reciben un “no, gracias” Sin duda muchísimas, pero no dejan de salir a pescar. Y esta es la lección importante: el cliente no viene solo.

Muchas veces hay que ir a pescarlo. Si bien es cierto la publicidad y los medios digitales hoy en día nos permiten un uno a uno importante, si quiere mejorar sus ventas, hay que ir por ellos.

A los emprendedores, siempre les recomiendo formar su base de datos, en donde pueda de manera regular saludar, mostrar sus cosas nuevas, enviar promociones y activar ese número de gente que eventualmente, un día, nos compró. Sencillamente si no vuelve, nos olvidamos de ellos.

Las empresas grandes usan por ello los “tele marketing” o programas de seguimiento a clientes, para no depender de las visitas ocasionales, que no están en control de uno. No estoy diciendo que va saludar a sus clientes contacto con “mire amor lo nuevo que nos llegó”. Pero, de eso, a olvidarse de ellos, hay que encontrar el balance.

El comercio informal nos da muchísimas lecciones, pues hay mucha gente con necesidad y habilidosa, esperemos se amplíen programas para desafiarlos a ser un comercio formal. ¡Pero de ellos, aprendemos también!

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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