Algunos soñadores creen fervientemente que seres extraterrestres nos han estado visitando y, es más, que pertenecen a una especie de organización interplanetaria encargada de mantener la paz en el universo.
Todo mundo puede creer lo que desee, no obstante, hay algunas cosas que simplemente no cuadran con ese panorama de los visitantes bondadosos y pacíficos.
En primer lugar, tienen la costumbre de pintar o presentar a los supuestos extraterrestres muy parecidos a los humanos. Dos ojos, nariz, boca, dos brazos, dos piernas y hasta hablando nuestro idioma.
Veamos: de los dos millones de especies que se calcula habitan la Tierra, entre vegetales y animales, apenas una pequeña fracción tiene cierto parecido con los humanos.
Simios, quizá los osos y pare de contar. El resto, tanto animales como vegetales, es muy diferente a nosotros; ¿qué nos hace pensar que, de todas las posibles formas de vida que existan en el universo, son las humanoides las que se destacan?
No se ha comprobado que haya vida extraterrestre, aunque, de acuerdo con la extensión del universo y la ley de las probabilidades, es posible que existan miles de millones en todo el cosmos.
¿Vida inteligente? Eso es otra cosa. Por ejemplo, de todas las especies que existen en la Tierra (de nuevo, animales y vegetales) sólo una -nosotros- hemos desarrollado lo que calificamos como inteligencia.
Pero las abejas, por ejemplo, tienen una sociedad perfecta que funciona como un todo, es decir todas las abejas son parte de una magnífica organización social en donde todos comen, todos trabajan en sus diferentes funciones.
Igualmente sucede con las hormigas y otras clases de insectos.
Esa sociedad es mejor, más justa y equitativa de lo que jamás ha alcanzado ninguna de las civilizaciones que han existido en la Tierra.
¿Qué tal si en algún planeta existe vida y, es más, vida inteligente, como las mencionadas abejas?
Nunca van a fabricar naves o ningún otro medio de comunicación como radio, televisión, etc. Jamás podrán saber que nosotros existimos (para lo que les pueda importar) y tampoco nos daremos cuenta de ellos.
Y si se trata de vida acuática, como los miles que existen en los océanos. Ellos no necesitan máquinas, no tienen que construir nada, simplemente tienen que alimentarse y tratar de evitar ser alimento de otros.
Tampoco esa clase de vida se comunicará con nosotros.
Ahora pensemos en los viajeros humanoides súper adelantados pertenecientes a esa ONU interplanetaria.
Si se parecen a nosotros será en todo, no sólo en la parte física, ¿no es cierto?
¿Los encargados de mantener la paz en el universo?
Pensemos: si ni siquiera puede haber paz y unidad entre los humanos de las naciones de la Tierra, como no la hay entre los habitantes de cada país y, muy frecuentemente, tampoco entre los miembros de una misma familia.
Al través de los tiempos hemos vivido en una guerra constante: negros contra blancos, rojos contra azules, altos contra bajos, aquí se pelea por todo.
Siguiendo los ejemplos terrestres, ¿qué nos podría hacer pensar que esas criaturas podrían venir a enseñarnos a vivir en paz?
Si son carnívoros y tienen hambre lo más posible es que encontrarán provisiones para mucho tiempo en los ocho billones de habitantes de la Tierra.
Los ejemplos de invasores haciendo desastres a los lugares donde llegan son amplios y se han repetido a lo largo de la historia.
El que llega con mejor tecnología, armas y ejército, toma el poder y hace lo que le da la gana.
Cuando los españoles llegaron a México, barrieron con la cultura existente, cambiaron la religión a punta de fuego y hierro, establecieron la esclavitud y saquearon el país.
Los vikingos con sus cascos de cuerno, escudos y espadas, acosaban a todo el vecindario navegable matando a quien se pusiera enfrente y robando todo, hasta sus mujeres.
Los hunos, de Atila, arrasaban con todo lo que encontraban a su paso sin importarles vida o propiedades de nadie.
Así ha sido siempre.
No existe razón para pensar que los supuestos extraterrestres, parecidos o diferentes a nosotros, vendrán con buenas intenciones.
¿De dónde sacan eso?
Si se parecen a los humanos será en todo, incluyendo el espíritu asesino.
Y, si se trata de algo muy diferente sería peor.
Supongamos que son como los dinosaurios, pero con capacidad tecnológica, definitivamente nos van a comer, no hay razón para pensar de otra manera.
Así que, como dijo Stephen Hawkins, mejor que no sepan que existimos, no vaya a ser que por una terrible casualidad seamos para ellos como los camarones o las langostas son para nosotros: un delicatesen.
¿Estamos solos en el universo?
Mejor solos que mal acompañados.