28.1 C
Honduras
lunes, abril 29, 2024

MUERTOS Y PERROS EN XIBALBÁ

El perro ocupa un lugar muy importante en las culturas mesoamericanas, animal mítico, totémico parte de la vida del hombre desde siempre y elemento fundamental en el tránsito de la vida a la muerte.  Compañía incondicional del humano, día a día, año tras año, siempre brindando lealtad absoluta y amor incondicional a su amo.  Unos los amamos, otros son indiferentes y alguno hay, que lo patea… para nuestra cultura siempre fue importante, aunque su figura se distorsionó con la llegada de los conquistadores, que utilizaban perros mastines y alanos para atacar a los autóctonos de estas tierras… aquí el perro, siempre fue más que un amigo, un ser real y mitológico.

Según los mayas el perro tenía un lugar especial en la sociedad especialmente, cuando desaparecemos de este plano material y pasamos al mundo inmaterial de los espíritus… ahí no viajamos solos, viajamos en compañía de un canido; él nos guiará en el camino a Xibalbá.

Para los mayas, el cosmos está compuesto por tres elementos el cielo, la tierra, el inframundo o Xibalbá, en ellos trascurre la vida y la muerte. Xibalbá no es un lugar espiritual, es un lugar físico, al que se accede por medio de entradas reales, que se encuentran en las cuevas. El libro del Popol Vuh cuenta que Xibalbá es un lugar con ríos encantados, barrancos cantantes, árboles espinosos, ríos de sangre, y cuatro caminos: rojo, negro, blanco y amarillo; todos con destinos diferentes. Para llegar al noveno y último nivel de Xibalbá, los muertos deben afrontar muchas pruebas y peligros… Entre estas pruebas está, el cruce de un río de sangre que debe realizarse a lomos de un perro; si usted en vida fue bueno con los animales, cruzará el río, si no, el perro lo dejará a su suerte.  Para superar esta prueba y ayudar al alma a “sobrevivir”, los muertos en tiempos prehispánicos eran enterrados con armas, herramientas, petates, piedras de jade, chocolate caliente, e incluso perros (reales o efigies de cerámica) para actuar como compañeros y guías en su viaje.

El Xibalbá está plagado de pruebas y engaños que el muerto tiene que sortear y una vez superadas, se estará frente a los señores de Xibalbá. Hun-Camé y Vucub-Camé, considerados como los jueces supremos de Xibalbá, el significado de sus nombres es, uno-muerte y siete-muerte. Este lugar de pruebas está bajo nuestros pies, ahí están las enfermedades y sus curas. Ahí mora la muerte, entendida como renovación… no como final.

Este viaje al inframundo no tiene nada que ver con el cielo e infierno cristiano; así es que no se confunda; esta es otra historia… la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda; un devenir constante. Ahí estará presente el perro, para auxiliarlo en su periplo por el inframundo o talvez no; usted decide en vida.

En estas fiestas de muertos, el Xoloitzcuintle, se ve representado y retratado en todas partes, también es la representación del dios Xólotl para los nahuas, caracterizado muchas veces con una antorcha, por ser el regalo de los dioses a la humanidad; el fuego. Asociado con el relámpago, la tormenta y la muerte. Xólotl también es hermano mellizo de Quetzalcóatl, es representado como un hombre con cabeza de perro… el guía de las almas de los muertos. En la vida o en la muerte, el perro siempre estará presente, es un elemento común y de   importancia capital para mayas y nahuas.

En la tradición maya de la península de Yucatán y Guatemala, la festividad de muertos se conoce como Hanal Pixán (comida de ánimas) es la celebración más importante para los difuntos y se celebra del 31 de octubre al 2 de noviembre. Durante esta festividad se convive con los difuntos durante tres días. El primer día se conoce “hanal palal” y es dedicado a los niños, el segundo día “hanal nucuch uinicoob” dedicado a los adultos y el tercer día “hanal pixanoob” que se dedica a todos los santos para el luego, realizar una misa dedicada a las ánimas en el cementerio más grande de cada poblado. Durante esos días de celebración, nuestros muertos nos acompañan, ellos ya atravesaron todos los niveles del Xibalbá, seguramente resguardados por ese canido, que los ayudó a cruzar el rio de sangre; si fueron buenos con él claro está…

La comida típica de las diferentes regiones no puede faltar en esta celebración, una bebida popular es el tan-chucuá, un atole que se realiza con masa de maíz, cacao, pimienta y anís, y los tamales hechos de masa de maíz nixtamalizado y manteca, rellenos de carne de pollo y cerdo. Es habitual cocinar grandes calabazas, acompañadas de jícamas, camotes y mazorcas de maíz tierno; tampoco puede faltar el pan de muerto, al igual que los dulces de calavera de azúcar o chocolate.

Hoy es la fiesta de ánimas en la región y el perro es símbolo central de la fiesta. Usted verá muchos xoloitzcuintles, y verá en él, siete mil años de historia, ellos acompañan a los muertos desde siempre a la hora de viajar al inframundo. En la tradición nahua el dios Xólotl es el hermano canino y mellizo de Quetzalcóatl la serpiente emplumada…Juntos viajaron al inframundo para recuperar los huesos de quienes habían habitado el mundo anterior… Así lograrían crear vida nueva para el mundo presente… maya o nahua, el perro, en vida o en muerte; siempre presente.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: