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jueves, mayo 2, 2024

Migración, oro y genocidio californiano

Muchos nativos californianos murieron por causa de la esclavitud, el secuestro, la violación, la ruptura familiar y el desplazamiento. El exterminio de los pueblos originarios de California aconteció durante el periodo comprendido entre los años 1846 a 1873; es un genocidio olvidado.

Durante la fiebre del oro (California Gold Rush) se desató una violencia salvaje en contra de los habitantes autóctonos por parte de los “migrantes recién llegados” que ingresaron de forma masiva y descontrolada a California… este hecho obligó a los nuevos hombres blancos y migrantes latinos a imponer su voluntad sobre los residentes autóctonos. Los costos humanos y ambientales del fenómeno fueron considerables. Las personas nativas de la región fueron víctimas de enfermedades, hambrunas y ataques genocidas. La población nativa estaba estimada en 150,000 habitantes en 1845 y disminuyó abruptamente a menos de 30,000 personas para 1870.

​ El historiador Benjamín Madley ha documentado el número de autóctonos californianos asesinados entre 1846 y 1873 estima que, durante este periodo entre 9,492 a 16,092 californianos fueron asesinados por no autóctonos. La mayoría de las muertes acontecieron en 370 masacres organizadas, como “asesinato intencional de cinco o más personas desarmadas, incluidas mujeres, niños y prisioneros durante el desarrollo de una batalla o no”.

En aquella época de forma paralela, se promulgaron leyes explícitamente xenófobas, que buscaban alejar los flujos migratorios provenientes de la naciente América Latina y China. La cuota mortal entre los inmigrantes estadounidenses también fue considerable, ya que, uno entre cada doce “forty-niners” (mineros llegados en el 49) perecía.

El gobernador de California, Gavin Newsom, en junio de 2019, pronunció un discurso ante los representantes de los pueblos nativos americanos y …se disculpó por el genocidio… “Eso es lo que fue, un genocidio”. “No hay otra forma de describirlo y esa es la forma en que debe describirse en los libros de historia”. Ed Castillo, activista nativo americano estima que las muertes de indígenas originarios rondan las 100,000 personas, en el periodo ya indicado al principio. Al margen del desastre relatado, la historia reciente de los Estados Unidos de América resulta bastante “agria” en relación con los pueblos originarios.

Hasta la fecha de redacción de estas líneas, no existe una Ley Federal sobre “crímenes de guerra y lesa humanidad” incluido el genocidio… al parecer establecer “las reservas” fue la solución adecuada…

Por otra parte, las misiones de la Iglesia católica establecidas en California entre 1769 y 1833 fueron determinantes para establecer el dominio religioso y evangelizar a los indígenas. Los sacerdotes de la orden franciscana eran los evangelizadores encargados de los nativos americanos, las misiones coadyuvaron a la creación de la provincia de Alta California; en la Nueva España. Durante la fiebre del oro, poder político y religioso iban de la mano, fueron más que simples testigos…

Durante el año 1850, en la primera sesión de la Legislatura del Estado de California se promulga la “Ley para el Gobierno y la Protección de los Indios”. Esta norma condujo a la servidumbre forzada de muchos nativos americanos, promoviendo el trabajo forzoso para cualquier nativo que fuera considerado “merodeador” o huérfano. Además, la ley reguló las condiciones laborales y redefinió la actividad delictiva y su sanción.

Durante el período de tiempo de la existencia de esta ley (1850-1870), la población de nativos californianos en Los Ángeles disminuyó de 3,693 a 219 personas. La ley californiana estipulaba el “aprendizaje” y “la contratación de indios adultos y niños” por parte de blancos y también castigaba a los indios “vagabundos” al “subastarlos” al mejor postor en una plaza pública; si el indio no podía proporcionar una fianza suficiente… ¡era vendido al mejor postor!

En aquel momento, los nativos de California no eran “elegibles” para convertirse en ciudadanos, no se les permitía votar y no podían testificar en las cortes. La ley facilitó la expulsión de indios californianos de sus tierras ancestrales, la separación por generaciones de niños y adultos de sus familias. Es difícil encontrar estimaciones sobre el número de nativos americanos esclavizados debido a la “naturaleza de los registros judiciales de California”.

La ley californiana creó un “sistema de esclavitud legal” de los nativos americanos. Esto permitió que el gobernador Peter Hardeman Burnett implementara plenamente “un genocidio de sanción estatal”. Hardeman afirmó en un discurso el 6 de enero de 1851 como gobernador lo siguiente: “Es de esperar que se continúe librando una guerra de exterminio entre las razas, hasta que la raza india se extinga”… es un derecho otorgado por Dios afirmaba… La creación de esta ley es crucial, para entender las tensiones sociales durante la fiebre del oro de California y el genocidio californiano.

Por citar un nombre curioso a este lamentable evento, Amasa Leland Stanford (1824 a 1893), abogado, magnate y político estadounidense, recordado por ser el fundador de la prestigiosa Universidad Stanford. Participó en la Fiebre del oro de California como exitoso mayorista y comerciante de oro. Fue gobernador de la California entre 1861 y 1863 y posteriormente senador del estado durante ocho años, en los cuales; la población indígena fue literalmente masacrada. El mausoleo del señor Stanford engalana la universidad que un día fundó.

Concluyendo, podemos decir que los indígenas de california fueron exterminados y también desplazados por la fiebre del oro, especialmente los chumash; la tribu más numerosa. Un drama humano, consecuencia de una migración desordenada aunada a la codicia por el metal dorado. Genocidio, oro y migración desordenada; pésima combinación…

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