18.4 C
Honduras
jueves, marzo 28, 2024

Las Mipymes

Las empresas pequeñas y medianas, también conocidas como MIPYMES, son la columna vertebral de la economía mundial. Se estima que representan hasta el 70% del empleo y un 90% de todas las empresas a nivel global. En diversos estudios se ha comprobado que estas son tan importantes que tienen la capacidad de impulsar el crecimiento generalizado, la innovación y la sostenibilidad en las economías globales, regionales y locales. Esto confirma la urgente necesidad de apoyarlas para que puedan desarrollar todo su potencial. Sin embargo, la realidad es que hoy muchas apenas sobreviven, lo que les impide implementar estrategias a largo plazo para consolidarse y crecer. Además, enfrentan enormes desafíos: escasa oferta de recursos humanos, limitado acceso a las innovaciones y tecnologías necesarias para satisfacer las demandas del mercado, pocas y costosas fuentes de financiamiento, obstáculos burocráticos, altos impuestos, corrupción y constantes variaciones regulatorias.

Fueron las que sufrieron los efectos más demoledores de la pandemia y muchas sucumbieron por la contracción económica. Superada la emergencia sanitaria, ahora las tensiones geopolíticas, la crisis energética, interrupciones en la cadena de suministro y la hiperinflación complican su recuperación. Por eso es esencial impulsar los mecanismos internos y políticas públicas necesarios para que sobrevivan, pero que también puedan explotar sus cualidades para lograr el éxito a largo plazo y un impacto social positivo.

Mucho del esfuerzo debe hacerse a lo interno de las empresas, fortaleciendo su capacidad de adaptación para lograr altos niveles de resiliencia y agilidad que les permitan recuperarse en tiempos difíciles e identificar y aprovechar las oportunidades cuando surjan, inclusive creando disrupciones en los modelos de negocio del futuro. El impulso debe originarse en la alta gerencia, integrando estrategias empresariales y procesos de toma de decisiones que formen parte de los cimientos de la organización, que les permita prepararse para el futuro, sobre todo en ambientes volátiles o inciertos. La meta es desechar el enfoque cortoplacista y de mera supervivencia, aprovechando al máximo su agilidad (una de las ventajas más importantes de las empresas pequeñas), pasando a un enfoque de mediano y largo plazo. Los liderazgos deben influir positivamente en la preparación de las organizaciones para el futuro, dirigiendo con visión, valores, autorregulación, y fomentando la creatividad. Las empresas establecidas deben centrarse en el desarrollo de marcos empresariales como la flexibilidad del modelo de negocios, la infraestructura digital y la gobernanza, siendo esta última fundamental si se utiliza como estrategia institucional. La transformación digital es importante en toda empresa y las MIPYMES pueden aprovechar que cuentan con canales de comunicación más compactos para ejecutarla de manera más expedita que las grandes corporaciones. El ciclo de vida de la empresa también debe someterse a un análisis sistemático y holístico, aprovechando los resultados para construir estrategias. Se debe priorizar y comunicar la cultura y los valores de la organización, sobre todo ahora cuando en el mundo de los negocios cada día cobra más importancia el cumplimento normativo o compliance, mismo que exige un constante compromiso con la ética, la transparencia y la cultura de legalidad.

Desde la perspectiva de políticas públicas se requiere una decisión firme y clara del Estado de que está dispuesto a crear un ecosistema empresarial y un entorno político que apoye las MIPYMES. La administración pública debe hacer todo lo que esté a su alcance para preparar a este segmento de la economía, sobre todo porque tiene una capacidad y una fuerza notable para pivotar sus modelos de negocio y así responder a nuevas exigencias del mercado. Honduras no puede darse el lujo de tener a la mayoría de su mano de obra empleada por empresas que luchan por sobrevivir, ni de tener a la mayoría de su capacidad productiva impulsada por compañías que están en riesgo permanente de cerrar. Es deber del Estado fortalecerlas, ofrecerles certeza jurídica y acceso a recursos financieros con condiciones y razonables, gestiones administrativas rápidas y transparentes, eliminando requisitos innecesarios y consolidando la digitalización de los procesos administrativos, con un sistema tributario sencillo y que disminuya la descomunal carga a la que hoy están sometidas las empresas de todo tamaño y que contribuye a que las existentes sigan en riesgo de desaparecer al mismo tiempo que desanima a quienes sueñan con crear nuevos emprendimientos.

Rodolfo Dumas Castillo
[email protected]

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: