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miércoles, mayo 15, 2024

Las 5 etapas graduales de la decadencia

Nunca decaemos de un solo. Siempre es un proceso, tal como llegar a la cima. Poco a poco, solo que la decadencia llega por la suma de atributos negativos, que poco a poco, van tomando forma en nuestra cultura. Si usted ha logrado un punto de éxito, o siente que está muy bien en su status actual, ¡ojo!, por allí se comienza.

Jim Collins, autor de libros de negocios y conferencista de talla mundial, nos narra en su libro “Las 5 etapas de la decadencia” cómo esto va ocurriendo. No hay ninguna ley humana que garantice que vamos a permanecer en la cima. De hecho, es allí donde debemos ser aún más cuidadosos.

Lo primero que debemos cuidar es la arrogancia que nace del éxito. Si lo hemos logrado, ya que comenzamos a distraernos, ya sea por nuevos desafíos que creemos necesarios buscar. O bien la misma popularidad puede desenfocarnos de aquellos puntos que nos llevaron a lograr cosas. Sobre todo, soltamos el timón del vehículo, dejando de ser aprendices. La gente que lo sabe todo está destinada a estancarse. La marca de alguien efectivo es que es un eterno aprendiz.

La segunda etapa es la búsqueda indisciplinada de más. Esto es, al ver que pudimos, dejamos de planificar y nos enfocamos en producir desesperadamente. Este frenesí lleva muchas veces a que todo se rompa. Por expectativas ilógicas, equipos desgastados y, sobre todo, uno mismo termina quemado, por no saber planificar el siguiente paso, que uno desea. La ambición muchas veces nos hace dejar de planificar, pero también nos nubla en cuanto a ser estratégicos.

Como tercero, encontramos que el éxito mismo nos lleva a la negación del riesgo y peligro. Nos hemos sentido tan bien, celebrando y logrando cosas, que obviamos las grietas que quedaron y que pueden ocasionar derrumbes a futuro. Nadie desea hablar la verdad de las debilidades, porque no queremos ser “negativos” cuando en realidad debemos aceptar que llegar a la cima, es solo un paso. ¡Se debe seguir construyendo el siguiente!

La búsqueda ansiosa del nuevo éxito es el cuarto punto a reflexionar. Pues los logros se nos vuelven una adicción. Una de las cosas que nos ayuda mucho es pensar ¿qué hicimos bien para llegar aquí?, y ¿qué podríamos mejorar? En lugar de ello, saltamos a nuevas tecnologías, nuevas tendencias poco comprobadas, o incluso, personas con varita mágica que vienen a llevarnos a un nuevo nivel.

Siempre he creído que el crecimiento debe ser planificado, si queremos que sea algo a largo plazo. Los “destellos” son buenos, pero de poca vida. Las empresas siempre deben trabajar por lograr ese “momentum” y al lograrlo, deben cerrar filas y preparar el siguiente, de manera planificada.

Y la quinta de ella, es el irremediable momento de la caída. Muchas veces, queremos tomar acciones cuando ya todo está servido. ¡Vaya error! Pues es muy difícil, resucitar una empresa. Incluso, a nivel de mercadeo, recomendamos mejor crear una marca nueva, que revivir una. Pues su posicionamiento está marcado ya en la mente del consumidor.

Las empresas, pasan por muchas etapas. Algunos dicen que son como acordeones, se estiran y se encogen, un constante ejercicio de prueba y error, hasta consolidadla en el éxito firme y seguro. Para ello, no debemos dar nada por sentado, sino que siempre revisar, que coas dejamos en el camino, buenas y malas.

Esto también es algo que nos sirve para la vida. A nivel personal, llegar a la cima es solo parte de mantenerse, es el gran desafío. Sea siempre un aprendiz empedernido.

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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