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sábado, mayo 4, 2024

La señal

El discernimiento es lo que se le puede pedir a Dios en esta temporada, cuando ya mañana se celebra de parte del cristianismo el cuarto domingo de Adviento, con la Navidad en ciernes, dentro de una semana y con las tradiciones de los hondureños, podemos hacer un breve alto para pensar, al menos por unos segundos, acerca del sentido de esta fiesta. Y es que desde la infancia veníamos viendo, en muchos casos, de los preparativos de realmente una fiesta donde se bailaba, habiendo todo tipo de comidas y bebidas que al final muchas personas terminaban con excesos en especial en la ingesta de bebidas alcohólicas y muchos quemados por la pólvora.

Al parecer las cosas no han cambiado mucho y las tradiciones son cosas que se traen desde las raíces y siempre, cuando se es adulto y no hay un cambio, la tendencia es seguir haciendo lo mismo, desvirtuando el verdadero sentido de la Navidad. La señal es dada a la humanidad, es dada a los hondureños, es dada a los sindicalistas, pobladores, al Gobierno, a los deportistas, a los pescadores, a los dueños de restaurantes del Lago de Yojoa, a los mineros, a los vendedores de los mercados, a los corteros de café o banano, a los invasores de tierras, a los delincuentes, a buenos y malos, a todos los hondureños, de que la salvación está cerca y que se pueden perfectamente enmendar los errores.

El hecho de creer o no, es irrelevante ante la existencia plena de la verdad, esos son simples razonamientos humanos y darle un matiz de incredulidad y hacer proselitismo para que muchos caigan en esa misma trampa de la falta de respeto hacia las cosas eternas, es inútil. Por eso es que precisamente el Mesías, Hijo de Dios hecho hombre, nacido de mujer, María, es lo que le da el verdadero sentido a la existencia ya que al ver esa realidad es que el ser humano se vuelve más solidario, más dispuesto, más trabajador, más sociable, y toda virtud le baña hasta empaparlo con el buen aroma de la bondad.

Es la entrega a la humanidad del regalo más grande y ya podemos ir viendo el verdadero sentido de la Navidad, de la salvada que nos pegamos por esa gracia otorgada, entendiendo la gracia como un regalo inmerecido, un premio sin siquiera haber participado en concurso alguno y por encima se gana uno la eternidad ya que, de todas las realidades de este mundo, es que algún día debemos irnos, siendo esa otra verdad incuestionable.

Estamos ya por entrar a la semana previa de la Nochebuena y Navidad y los hondureños debemos ver esta fiesta con el verdadero sentido de agradecimiento por permitir que Dios envíe a Su Hijo por medio de una familia concreta, para que la familia hondureña también se refleje en la humildad de ese cuadro con San José, la Virgen María, los animales rodeando al niño en un pesebre, pero esa pobreza también es sufrida por muchísimos compatriotas y que no se vale cuando a los corruptos se les deja en  impunidad, porque la Navidad también es una invitación a hacer justicia en favor de esas víctimas de las carestías y de los abismos de la injusticia, siendo un país con tanta riqueza. La señal viene ya, desde lo alto.

EditorialLa señal

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