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domingo, mayo 5, 2024

La delincuencia en aumento

Hay que seguir insistiendo sobre esto, es un tema que nos golpea a todos, de una u otra forma, y hay que seguir insistiendo porque a este Gobierno no le interesa.

Toda conversación gira alrededor del clima, el juicio contra JOH y la delincuencia, de cómo ésta se ha desbordado. Sobre los dos primeros temas no podemos hacer nada para que a corto plazo se solucione, pero con la delincuencia podemos ejercer presión ejerciendo la libertad de expresión que aún no nos han quitado.

Las autoridades policiales pasan jactándose de los números que en sus estadísticas reflejan que los homicidios han bajado, aunque la percepción que, nosotros como ciudadanos tenemos, atentos observadores de las noticias, es totalmente contraria, y no es por algún interés malsano ni la mala intención de afectar a la Policía Nacional, ni siquiera a esta administración actual que, con tanta torpeza, nos gobierna, ¡no señor!, no confundan, pero es que la cantidad de homicidios, asesinados y femicidios no la habíamos visto en el pasado reciente.

Las autoridades de la corporación policial, sospechosamente politizadas, recurren al dizque y triste argumento de defensa que la impresión que nosotros, los habitantes del país, tenemos sobre la actual ola criminal se debe a que lo medios de comunicación tienen la culpa, o al menos así lo he entendido yo, cuando afirman que los comunicadores le están dando demasiada visibilidad a los hechos criminosos, lo cual me parece una forma indirecta de atentar contra la libertad de prensa, por un lado, lo cual apesta a régimen dictatorial nicaragüense y venezolano, y por otra parte, preocupa por la amenaza velada que encierra. Ese tipo de argumentos falaces ponen a temblar, ya que si de algo podemos jactarnos los hondureños es de contar con empresas informadoras que nos ponen la realidad al alcance de la mano para que podamos conocer lo que sucede y tomar decisiones.

El régimen de excepción es, ¡y por mucho!, una payasada, un acto circense mal desarrollado con el objetivo reprochable de jugar con nuestras expectativas ciudadanas de vivir en paz y tranquilidad. En una jugarreta propagandística que les salió por la culata, quisieron copiar de forma tan burda el plan bukelista que, viendo los resultados del país vecino, viendo la recompensa que el pueblo le dio apoyando su reelección con un 84.6 % y en comparación con el 3 % de aprobación que tiene actualmente la Presidenta, al pueblo no lo convence y lo rechaza.

Con los femicidios no ha habido una propuesta de programas de respuesta inmediata para proteger a las mujeres que han sufrido violencia doméstica a nivel nacional. Antes de que un desgraciado acabe con la vida de su pareja sentimental o su expareja, ha habido pleitos, insultos, atentados, golpes, etc., que van dibujando el rostro del monstruo homicida que termina segando la vida de una indefensa mujer.

Cuando eso se va dando, el Estado debe someter al infeliz a un proceso inmediato de resocialización, a una reeducación preventiva del delito, pero el tema de la mujer solo estuvo en el papel del programa de gobierno de Libre, en la garganta reseca de la entonces candidata por repetir las mismas promesas huecas y en la mente ilusa de los que le creyeron.

La protección de la mujer requiere de todo un aparato carísimo, aceitado y extendido en todo el país. Los hombres podemos llegar en verdad a ser el peor enemigo de nuestras parejas, y no es cuestión de teoría de género, de agendas ocultas de la ONU, son los números que hablan por sí mismos.

En cuanto a los homicidios y asesinatos, solo voy a mencionar que estas semanas, los cobardes delincuentes la han agarrado contra los taxistas, nobles y trabajadores, personas que, ante la falta de puestos de trabajo más seguros, que cumplan con todos los requerimientos legales sobre derechos de seguridad social y laborales, optan por emprender el delicado negocio del servicio privado de transporte de personas, y solo para que algún o algunos delincuentes les quiten, de la forma más vil, la vida.

No es que sea cuestión de apreciación, es que es obvio que hemos vuelto a los infames niveles del 2010, y no vemos por ningún lado que la mandataria se lo tome en serio.

Aparte de lo anterior, dejando ya atrás que es una mentira esa de que han disminuido los delitos contra la vida, hay que ver que las bandas de narcotráfico han vuelto a las suyas, tal y como sucedió con el (sin pena ni gloria) período presidencial de Mel Zelaya, y en Olancho, su tierra, se están dando, hasta debajo de los dientes, muertes todas las semanas en lo que es obvio un pleito de pequeñas organizaciones ilícitas, aparte de la gran cantidad de gente que está siendo asesinada, de tal forma que no se duda del sello característico de una venganza de narcos. De eso no dicen ni pío.

Pero vamos más allá, los delitos de índole sexual igual van en aumento, tal cual si los delincuentes enfermos mentales con bajos impulsos incontenibles, sintieran que ahora es la época de delinquir más porque no les va a pasar nada.

Con respecto a los delitos de índole patrimonial, las autoridades siempre los dejan a un lado, porque saben que allí nunca tienen nada bueno que decir: los hurtos y los robos, muchos de ellos con exceso de violencia irracional, injustificada incluso en el mundo del hampa se han desbordado. Para ejemplo el asesinato de una bombera de gasolina en Campamento, donde un malnacido le infirió varios balazos a una linda jovencita de 19 años, que empezaba su vida, en su primera chamba. Menos mal que en ese caso ya tienen a uno preso y al otro en la mira.

¿Qué va a hacer en los próximos días, Presidenta? Estamos esperando, como en casi todo, que sí cumpla.

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