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jueves, mayo 2, 2024

Inclusión de personas con discapacidad en sociedades excluyentes

El rechazo hacia las personas con discapacidades es un hecho reprensible, la negación de los derechos del prójimo que muestra la poca empatía por construir sociedades incluyentes que permitan que otros disfruten de una vida plena, independientemente de sus circunstancias.

No es memorable, ni plausible, excluir a personas ciegas, sordas o con otro tipo de discapacidades físicas o intelectuales de oportunidades laborales, incluso cuando ellas poseen las habilidades necesarias para desempeñarse. Cuando la sociedad no se abre a las personas con retos especiales, no están rechazando solo a ellas, sino que también están renunciando a la grandiosa oportunidad de construir un mundo inclusivo, desperdiciando valiosas opciones sostenibles.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas define “las personas con discapacidades incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales (como de audición o visión) a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás”.

La vida no sigue una línea recta, ni en términos genéticos ni en la forma de pensar. Las “razas puras” sin defectos son sueños de seres humanos cegados por la avaricia, el narcisismo y el poder. Por más que los científicos intenten a través de la biomedicina purificar los genes para que todos los nacidos sean “perfectos”, o busquen retrasar el envejecimiento, e incluso aspiren a la inmortalidad mediante la ciencia, todavía es una posibilidad muy lejana y fuera del alcance de la mayoría. La ilusión de la perfección genética, es un camino excluyente, que cierra la posibilidad a millones de personas.

Los entornos en los que nos movemos nos reducen a grupos de personas divididos, distantes de la realidad, élites que desconocen la integración entre el espíritu, el alma y el cuerpo. Ven los defectos físicos como imperfecciones de fábrica, simplemente porque no encajan en las normativas académicas y laborales, en lugar de abrir sus mentes para crear una nueva estructura que permita la expresión de pensamientos que marginan a quienes no encajan en un mundo concebido únicamente para el placer, el hedonismo y lo mundano.

No desean que nadie desafíe el statu quo, como si la vida fuera un club exclusivo solo de celebridades multimillonarias. Ajustarse a este molde construido solo para el éxito de algunos es el castigo para las personas con retos especiales, que perciben la precariedad de una sociedad en declive, donde el amor al prójimo no nace en el corazón de las personas de manera natural, por lo que las leyes deben ser aplicadas para que, mediante decreto, se respete a los demás, a los otros.

La sociedad, lamentablemente, plantea desafíos adicionales a las personas con discapacidad, a pesar de que ellos puedan poseer habilidades sobresalientes que las hacen aptas para el empleo. A menudo, se encuentran con barreras innecesarias que dificultan su inclusión en el mercado laboral. Esto no solo es injusto, sino que también limita el potencial y la diversidad que estas personas pueden aportar a la fuerza laboral. Es esencial que la sociedad reconozca y valore las capacidades individuales por encima de las limitaciones físicas o cognitivas, y que se esfuerce por crear un entorno inclusivo donde todos tengan la oportunidad de contribuir y prosperar en igualdad de condiciones.

Las contradicciones que observamos a diario entre el discurso y la práctica, esa falta de congruencia entre lo que es y lo que deseamos que sea, a menudo tienen su origen en la brutalidad de ocultar la verdad, en manipular los hechos. No es posible devolver la dignidad humana ni garantizar el derecho a una vida plena simplemente mediante discursos estridentes. Repensemos y rediseñemos nuestros centros de trabajo, escuelas, colegios y universidades, con oportunidades para las personas con discapacidad, derribemos barreras y abramos opciones para lograr un mundo realmente inclusivo.

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