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Honduras
domingo, mayo 5, 2024

Hay quienes existen, pero no se atreven a vivir

Caminamos más de 4 horas con algunos miembros de la familia, por un lugar de senderos en Yojoa, de nuestra amada Honduras. Por loco que suene, intentábamos hacer de esa, una tradición de primero de enero, dizque para arrancar el año totalmente “detox”.

A las dos horas, y a la altura de donde estábamos, la respiración se hacía pesada, las piernas temblaban, el sudor era frío, pero estábamos en la cima. ¡Quedando el camino de regreso, otras dos horas! Cuando finalizamos, no sentía nada, literalmente.

No sentía las piernas, no sentía los pies, no sentía el cuerpo. Como al día siguiente había que ir a trabajar, pensé ¡vaya día el que me espera mañana! Mejor me hubiera quedado a descansar. Pero, vaya sorpresa, no me pregunte cómo, pero al día siguiente andaba lúcido, sonriente, energizado y eso sí, caminando como vaquero.

Realmente eso me sorprendió. ¿pasó algo que, en lugar de estar reventado, estaba activado? La respuesta es sí. El desafiarme al máximo, el compartir con la gente amada, desconectarse de las redes y las noticias, tiene un efecto vivaz en uno. ¿No le parece que a veces estamos solo existiendo y no viviendo?

¡Estoy seguro de que Dios nos creó para algo mucho más que solo existir! Seguramente puede decirme que está vivo, que respira y que todos los días le duele una rodilla como señal que algo siente. Pero hay que verse en diferentes situaciones, y comprobar si solo está existiendo.

¿Está solo existiendo en su trabajo? ¿Cuándo fue la última vez que algo asignado lo apasionó? O bien, recuerde la última vez que tuvo una iniciativa de mejora, o esperó con deseos, como el primer día de clase, que pudiera llegar a su lugar de labores. Si no es así, debería atreverse a buscar algo más.

¿Sus relaciones, son insípidas? Es decir, si ya a nada le encuentra sabor, es tiempo de revisarse a uno mismo, pues muchas veces somos nosotros los que hemos perdido la brújula, y la amargura y el orgullo nos han llenado a tal grado que no apreciamos estar con nadie, odiamos a las personas y, sobre todo, no disfrutamos el compartir con nadie. Se nos vuelve una obligación.

Creo que nuestro gran desafío está en separar las cosas que no podemos cambiar porque no están en nuestras manos hacerlo, dándonos la paz y tranquilidad, así como la alegría y soltarlo. Tomando únicamente lo que sí está en nuestras manos poder cambiar.

¿Qué es aquello que sí puedo cambiar? Lo primero es a usted. Revise con pinzas su actitud frente a las cosas. Si todo le fastidia, si no encuentra pasión en nada. Si ya nada le inspira, probablemente es un problema suyo de actitud y, es decir, cómo está actuando frente a lo que la vida le presenta.

Si quiere salir de ese círculo, deberá buscar ayuda, o bien intentar un cambio fuerte encaminado a un propósito mejor. De poderse, se puede. ¿Es esa la vida que quiere? ¿Por dónde podría comenzar un cambio? Y comience de a poco.

Es cierto que mucho de la vida que tenemos viene de muchas circunstancias que no deseábamos, pero como dice el psicólogo doctor Henry Cloud, el 90 % de nuestra felicidad vendrá de nuestro interior y el otro 10 % de circunstancias externas.

Es decir, hacer dinero, viajar, carro nuevo, comprar cosas, amistades, todo puede llenar hasta un 10 % de nuestra cuota de felicidad ¡y está bien!, pero el resto pasa por asuntos internos, como temperamentos, hábitos que practicamos, la voz interna que desarrollamos. ¿Está usted existiendo, o viviendo?

 

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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