Entre eufemismos, lenguaje rebuscado, ideologías que portan falsamente banderas, en Ginebra se lleva a cabo una serie de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para “abordar” y “tratar” asuntos inherentes a los derechos humanos (sic), todas las reuniones en favor (supuestamente) de las mujeres y niñas a las que se les conculca derechos especialmente en países como Honduras donde el tema del aborto o genocidio terrorista (qué a propósito viene la expresión) contra indefensos seres humanos con vida e identidad propia que aún no han nacido. En una especie noticiosa ha circulado que Honduras ha votado, con un médico que ha representado al país, a favor del aborto en una asamblea de la ONU en la víspera sin que la población hondureña fuese advertida.
Surinam, Nicaragua, República Dominicana y Honduras son los únicos países del continente americano en el que el aborto está prohibido totalmente. Pero pronto, aparentemente, en Honduras eso será historia y pasaremos al concierto del terrorismo genocida de seres indefensos, nuestro país se convertirá en otra sucursal del infierno y después no nos podremos quejar por las consecuencias de la desobediencia a las cuestiones divinas y la trascendencia del alma humana.
Honduras ha votado en Ginebra en una reunión de la ONU con otros pretextos, e incluso ya existen reportes en los diferentes medios en donde se relata el hecho criminal que sí se está utilizando material que adoctrina a los pequeños con las ideologías que promueven la homosexualidad como alternativa desdorando el favor de la ciencia donde solo se sabe que existen dos sexos, masculino y femenino, no hay más, además que los géneros son nada más que propios de las conjugaciones verbales y no de la aplicación a la condición biológico-sexual de los humanos.
Entendemos que hay casos de uno u otro tipo desde el punto de vista médico y para e4so están los comités de ética de cada nosocomio y un plan integral para atender esa casuística, pero de ello a decir que no se puede penalizar es absurdo. Es dar luz verde a la aceleración de la descomposición social y aparte de eso las implicaciones psicológicas y psiquiátricas del tema.
Esta es una manera de alzar la voz por aquellos que no la tienen, por aquellos que nadie defiende y que nadie quiere meter sus manos hasta los hombros para evitar que los asesinatos sigan ocurriendo. La sociedad hondureña debe comenzar desde sus gremios a advertir al Gobierno de izquierda de la señora de Zelaya que no está haciendo lo correcto desde el mandato dado en las urnas, un voto no es un cheque en blanco para ponerle una bomba de autodestrucción a nuestra, ya de por sí, maltrecha sociedad. Nadie le ha autorizado a seguir esos patrones siniestros, de maldad, absolutamente nadie. En el tema del aborto y en el de la alienación sexual en los niños hondureños, señora presidente, usted lo está haciendo muy mal, pero muy mal.