Siempre es un desafío hablar de la mujer. Más aún desde la perspectiva de un hombre y sumando a todas las referencias, tributos y reconocimiento por todo lo que han logrado en las últimas cinco décadas.
A nivel mundial ¡es increíble los pantalones que han asumido! La disciplina, ambición e inteligencia que han mostrado. Más allá de todo el movimiento feminista y los hombres quejándonos de ello. ¡Lo han hecho muy bien!
Cuando Dios creo a la mujer, pensó en un complemento. Pues notó que al hombre había algo que le hacía falta. Creándolo del hombre mismo.
Pero hoy día, a quien deseo rendir tributo es a la mujer hondureña. Las cuales, considero, son admirables y tenaces en todo lo que se proponen.
No con esto deseo idealizarlas ¡Claro que hay de todo! Pero hoy, por haber celebrado recién su día, quiero destacar algunos puntos admirables de nuestra mujer.
En nuestra Honduras, más de un millón y medio de madres trabajan (según el Instituto Nacional de Estadísticas 2019), de las cuales 63 % son del área urbana y el 37 % son del área rural.
Es increíble cómo el grueso de estas mujeres ha podido dar educación a sus hijos a través de artesanías, hacer pan, tortillas y muchas de ellas lavando ropa o haciendo limpieza para otras personas.
Profesionales que son madres de tres o cuatro hijos que aun así cumplen un rol fundamental en la educación de ellos. ¿Cómo le hacen? Es mi gran pregunta.
En verdad que deben tener una vida de renuncia a ellas mismas, para dedicarse de manera total a la crianza y sustento de sus hijos. Más alarmante aún es el crecimiento de la violencia a las mujeres en los últimos años. Violencia no sólo física. Emocional.
Y aun así ¡Nada las detiene! Las mujeres en Honduras siguen el paso de las del resto del mundo y ya están en todo. Muchas de ellas presiden grandes corporaciones.
Están en el fútbol como árbitros o bien en las ligas femeninas que existen.
Están en la política y considero que Honduras deberíamos intentar muy pronto considerar una presidenta mujer.
La pregunta que surge en ello es ¿qué hay del papel de nosotros los hombres? En serio creemos que nos han quitado algo las mujeres, o simplemente “les ha tocado”.
En lo personal siempre defino el papel del hombre en el hogar y en toda circunstancia con una sola palabra: “Pararrayos”.
Nosotros los hombres debemos ser quienes le demos seguridad a las mujeres ante los retos, desafíos y conquistas que ellas quieran emprender.
Debemos retomar la importancia del rol de “paternidad” no sólo como semillas que engendren, sino como mentores de vidas, tanto de la mujer, como de los hijos que se críen en el hogar.
Si la mujer hondureña se viera empoderada por un hombre valiente que no teme a los desafíos y a las adversidades, ¡quién sabe cuánto más lograrían ya!
Es por ello que sumo la voz de una conferencista “Danielle Strickland”, la cual resume la solución del machismo o feminismo: No estamos aquí para competir.
Estamos aquí para complementarnos. Las virtudes innatas de la mujer deben ser sumadas a las virtudes naturales del hombre.
¡Eso sí solucionaría muchas cosas! El respeto. Un hombre que discuta con una mujer ¡es que no las entiende! Y por ello planteo a las madres una solución a futuro: Enséñenles a sus hijos varones a ser “hombres de altura”.
Hombres que sientan respeto por la mujer. Ese será el mejor tributo a ellas. ¡Que vuelvan los caballeros!