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domingo, abril 28, 2024

GRITOS RAYADOS

El grito es una expresión que se emite en voz alta y manifiesta un sentimiento o una sensación, pero muchas veces gritamos en silencio, dando señales no auditivas, pero sí visuales, corporales, conductuales.

El ‘cutting’ puede ser una conducta de gritos rayados, a este comportamiento se le conoce con el nombre de o ‘self injury’ o ‘risuka’; en los últimos tiempos cada vez más niños, adolescentes y jóvenes están recurriendo a ellas como una vía para canalizar sus emociones, provocándose pequeños cortes en los brazos, quemaduras, rasguños, mordeduras, pinchazos con alfileres o agujas, en antebrazos, abdomen, muslos y piernas. Suele ocurrir de manera silenciosa, por debajo del radar de los padres, ya que los niños y adolescentes suelen esconder las heridas bajo la ropa. Es una conducta que expresa dolor, tristeza, malestar, generando heridas superficiales sin la intención de buscar el suicido.

En la mayoría de los casos, el ‘cutting’ o las autolesiones, como golpear su cabeza en la pared, darse cachetadas, golpes en diferentes partes del cuerpo, logran una disminución del malestar psicológico de los niños o adolescentes, se cortan o golpean cuando se sienten tristes, disgustados, ansiosos, solos, estresados, impotentes, preocupados, etc. Muchas pueden ser las raíces del malestar emocional, abusos, trastorno de estrés postraumático, acoso escolar, depresión, ansiedad, una situación de violencia intrafamiliar, etc. Sin embargo, debemos considerar que también su raíz puede ser el resultado de situaciones menos violentas, como cuando los niños o adolescentes se sienten muy presionados con actividades extracurriculares, por obtener buenas calificaciones, por las demandas de los padres en lo que respecta a la religión, etc. Por lo que, al provocarse dolor, es una manera de sentir que tienen el control en algún aspecto de su vida y que pueden decidir cómo, cuándo y cuánto hacerlo.

El ‘cutting’ puede tener una raíz social, ya que algunas veces es practicado para imitar a sus amigos e integrarse al grupo, el problema es que, con el tiempo, esos cortes se convierten en su manera para lidiar con el estrés y los conflictos interpersonales. Hay que tener en cuenta que los cortes en la piel tienen una acción calmante porque activan la liberación de endorfinas, unos neuropéptidos que minimizan el dolor y generan rápidamente una sensación de bienestar. De esta manera, el dolor deja de ser emocional para convertirse en una molestia física. El problema es que el dolor físico desaparece, pero regresa el dolor emocional, lo cual hace que ese niño o adolescente tenga que recurrir nuevamente a las autolesiones para sentirse mejor.

Una de las primeras señales de alerta es que ellos deben cambiar su forma de vestir y empiezan a optar por prendas largas, ‘sweater’ aun haciendo calor, usan muchos brazaletes y pulseras que les permitan esconder las lesiones. Debemos también considerar si encontramos pequeñas manchas de sangre en la ropa, toallas o la ropa de cama.

En mi consulta, los adolescentes expresan que sus cortes les resultan gratificantes, calmantes, estimulantes y son vistos como un grito silencioso, interno y rayado de ayuda, que no pueden expresar con palabras, porque no son escuchados o simplemente porque saben que nada de lo que sucede en su entorno, está en sus manos cambiar. Las autolesiones no se deben subestimar, ya que las consecuencias hacen referencia al bajo control de los impulsos, pobre gestión de emociones, a la incapacidad para resistirse a actuar contra sí mismos cuando surgen pensamientos agresivos o de malestar, por lo que, los vuelve más vulnerables a desarrollar o continuar con un repertorio de conductas autodestructivas.

Si tienes algo por agregar en este u otro tema, escribe a [email protected]

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