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sábado, abril 27, 2024

En año bisiesto…

Resulta muy curioso enterarnos de que la existencia de los años bisiestos se debe a errores de cálculo, que febrero se quedó con menos días que los otros meses por razones de egos desbordados, así como también sorprende el saber que a través de la historia se ha temido mucho a estos peculiares años, y que en algunos países del mundo, los hombres y en particular los que no han nacido para el compromiso, se aseguran de esconderse muy bien en días como éste.

Pues sucede que, por una falta de precisión en nuestro sistema solar o, mejor dicho, por inexactitudes en los cálculos hechos del tiempo que tarda la Tierra en darle la vuelta al Sol, que al final no son exactamente 365 días porque en realidad salen sobrando seis horas, en tiempos del emperador romano Julio César, el calendario tenía un mes extra de 22 días, cada dos años. Febrero en ese entonces tenía como casi todos los otros meses, 30 días. Como el mes extra traía consigo demasiadas confusiones en cuanto al comienzo de las estaciones, festividades y demás, el emperador, que no era nada excéntrico mandó llamar a su astrónomo de cabecera y le dio la orden de arreglar el asunto. El eficiente asistente lo hizo, cambiando el calendario casi como lo conocemos hoy en día solo que, en esos tiempos, el siguiente emperador (Augusto) puso el grito en el cielo cuando vio que le dejaban a su mes asignado únicamente 30 días ya que él necesitaba que tuviera como mínimo la misma cantidad de jornadas que el mes de su predecesor Julio César. Tratando de calmar el berrinche del monarca, el buen astrónomo no encontró más remedio que acomodar la cantidad de días en los otros meses y el pobrecito febrero fue quien terminó perdiendo más. Y así fue como nació el calendario Juliano, ese que todavía algunas personas antigüitas como yo, tenemos colgado en la pared además de, en el celular.

Y luego resulta que las casualidades han querido que tragedias tan grandes para la humanidad como el arresto de aquellas pobres mujeres llamadas las brujas de Salem, el hundimiento del Titanic, el inicio de la Guerra Civil Española, los asesinatos de Martin Luther King, Gandhi y John Lennon por nombrar solo algunos, se hayan dado en años bisiestos.

También cuenta la historia que cansada de las quejas que ponían las mujeres de ese entonces acerca de que sus novios no se decidían por proponerles matrimonio, Santa Brígida le pidió a San Patricio que permitiera a las mujeres declararse y que multara a los chicos que se atrevieran a rechazarlas y así se hizo. Solo que el misionero católico creyó conveniente asignar únicamente un día cada cuatro años para este osado evento; el 29 de febrero. Pero no solo en el Reino Unido se ha quedado la tradición de pedir la mano de los solteros más codiciados del lugar, también hay muchas danesas y finlandesas esperando ese día, sabiendo de antemano que, si son desdeñadas, serán recompensadas ya sea con ropa o dinero por parte del escurridizo sujeto. Por otro lado, tanto hombres como mujeres en Grecia están del lado de los que temen a los años bisiestos, por lo tanto, prefieren “llevárselos” tranquilos sin matrimonios ni nada por el estilo, ellos sí que practican aquello de que “en año bisiesto ni casa ni viña, ni huerto ni puerto”.

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
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