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sábado, septiembre 7, 2024

¡Criollo y patriota!

Durante la conquista en América (1521 a 1821 D.C), en el virreinato de nueva España, se desarrolló un sistema de castas, para segregar a la sociedad y determinar sus roles dentro del entramado colonial; la sociedad se dividió entre los blancos ibéricos y los menos blancos. El sistema de castas en Nueva España era una pirámide de jerarquías, atendiendo a aspectos meramente raciales.

Las “castas” estaban formadas por diferentes grupos étnicos y sociales, producto del mestizaje progresivo generado a partir de tres castas originarias (peninsulares europeos, indígenas americanos y negros africanos).

La jerarquía del “racismo colonial” estaba integrada por algunos de los siguientes grupos: Español: europeo peninsular llegado a estas tierras como autoridad o funcionario real.

Criollo: español nacido en América. Mestizo: mezcla de hombre europeo y mujer indígena. Mulato: mezcla de hombre blanco europeo y mujer negra. Castizo: hombre mestizo y mujer europea. Español: hombre castizo y mujer blanca europea. Zambo: hombre negro y mujer indígena. Morisco: hombre europeo con mulata; eran algunas de las castas existentes en el virreinato en nueva España.

Esta clasificación étnica, tenía como propósito establecer “desigualdades de linaje” entre los “puros” españoles y el resto; y así, otorgar privilegios o reconocer derechos a los súbditos del reino.

Hoy nos fijaremos en “los criollos” que eran esos hijos de ibéricos nacidos en América, aquellos que eran tan españoles como los peninsulares, salvo que nacieron al otro lado del Atlántico. Ese hecho marcaría el futuro de su historia y la historia independentista del continente.

Estos descendientes de europeos, nacidos en los antiguos territorios españoles de América o en algunas colonias europeas del continente, eran una casta “privilegiada” en comparación con el resto de las castas, pero en desventaja real, frente a los peninsulares, que eran “los encomendados” por la corona, para cumplir con las más altas misiones imperiales; el criollo era otra cosa… Estaban compelidos a permanecer un escalón por debajo de los peninsulares; así lo ordenaba el sistema gubernamental implantado.

Los criollos, a pesar de ser blancos descendientes directos de europeos, tenían limitado el acceso a los puestos de poder real. Esta situación, alimentó la rivalidad entre españoles-americanos y peninsulares.

Desde el siglo XVI se emitieron leyes claramente discriminatorias contra los criollos “se prohibía que los funcionarios españoles se casasen con una criolla” …también se limitó el poder criollo creciente, creando tasas e impuestos imperiales. Eran considerados una clase de menor “capacidad” que los peninsulares.

Tenían poder económico, estudios, pero simplemente eran “inferiores” a los blancos nacidos en Europa; el criollo no era español puro de origen. En el siglo XVIII en Nueva España, entrarían en vigor las reformas borbónicas que acentuaron las diferencias entre criollos (o españoles americanos) y españoles peninsulares (nacidos en España) las principales características de las reformas fueron: Tener el control sobre las colonias americanas.

Obtener recursos mediante la explotación y establecer prohibiciones dirigidas a los criollos para evitar que “no participasen en los altos mandos políticos o eclesiásticos”. A pesar de que los criollos podían acumular riqueza y propiedades, se les negaron oportunidades políticas y administrativas.

La Corona, de forma obsesiva, promulgó leyes que reservaban los cargos más importantes para los peninsulares, lo que generó un creciente sentimiento de injusticia y resentimiento criollo. Esta discriminación fomentó la rebeldía y el deseo de autonomía. El nacionalismo criollo nacería como movimiento social, político y cultural a mediados del siglo XVIII; más tarde se le llamaría “patriotismo”.

¿Cómo era el criollo la época y porque tenía empatía con los mestizos e indígenas? Los criollos tenían una característica, que los distinguía totalmente de los españoles peninsulares, y esa era “la defensa de sus intereses territoriales frente a España” esa fue su seña de identidad; el arraigo a la tierra… Los criollos consideraban. que su papel en la economía y de los virreinatos debía ser recompensada con más representación política, pero eso; no sucedió.

Los españoles peninsulares poco a poco, empezaron a ser considerados “intrusos en América” por la población local. La población indígena, tenía afinidad con el criollo, ya que, era cristiano español, pero oriundo de la tierra; también la relación era especial con los mestizos naturales del lugar (legalmente indefinidos) y también discriminados. Las costumbres criollas eran prácticamente iguales a las españolas al principio.

Dedicados a diversas actividades económicas, sus ocupaciones iban desde los trabajos diversos en haciendas, comercio y fuerte en los rubros del tabaco y las minas. Esta variedad de actividades provocaba, que existiesen criollos ricos y pobres.

Era habitual, ver a los criollos, reunidos en los patios de las casas disfrutando de tertulias con los parroquianos por las tardes. El ocio de la época se complementaba con visitas a teatros, corridas de toros y la asistencia a misa. Desarrollaron su identidad propia, una mezcla de lo europeo con lo local, lidiando entre lo mestizo y lo español. ¡Los criollos crecieron con sentimientos cruzados! Amaban lo local y no asimilaban las imposiciones foráneas… La influencia de las ideas de la Ilustración, la revolución americana de 1777 primero y francesa de 1779 después, fueron acicates para la aparición de los movimientos patriotas de América.

La independencia fue impulsada en gran medida por los criollos de la época, figuras como: Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos, José Cecilio del Valle, Dionisio de Herrera y Bernardo José Arce y León fueron determinantes, gracias a ellos y otros patriotas hay patria. En el mes de la independencia; no olvidemos ¡lo criollo!

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