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jueves, mayo 2, 2024

Correo postal (4,000 años después)

El correo postal se originó en tiempo de los egipcios 2,400 años antes de Cristo, ellos utilizaron a los campesinos como emisarios de las noticias que acontecían en aquel lugar. Luego vinieron los griegos y después los romanos, que continuaron con la tradición de entregar cartas y documentos escritos en papiros a sus destinatarios; a lo largo del imperio romano.  El correo postal fue organizado por César Augusto (62 aC-14 dC) y es considerado la primera actividad postal formal. El servicio era llamado cursus publicus y estaba provisto de carruajes ligeros llamados “redae” tirados por veloces caballos. Existía otro servicio más lento, llamado “birolae” de carretas de dos ruedas tiradas por bueyes. Este servicio postal, estaba reservado a la correspondencia del gobierno; después llegaría el servicio para los ciudadanos.

Las estaciones postales establecidas a lo largo del imperio servían de punto de parada los mensajeros para avituallarse y así, poder continuar con la entrega de la correspondencia. El nombre correo postal, deriva en latín “posta” (originalmente posata o pausata, que significa lugar de descanso) ya que, en esas estaciones los mensajeros solían descansar a lo largo de la ruta.

En la Edad Media, fueron los reyes católicos los que, instauraron el correo en la Península Ibérica a partir de 1516. Este patrón de correo fue importado y replicado por los conquistadores españoles en el nuevo mundo, tanto en nueva España como en el virreinato de Perú. Debido a la complejidad de las comunicaciones entre la península y los territorios de ultramar, el rey Fernando el católico decidió crear el “correo mayor de indias” nombrando en el cargo de forma perpetua al doctor Lorenzo Galíndez de Carvajal y sucesores… por primera vez se creaba el monopolio del correo postal.

El monopolio postal trajo aparejados graves problemas de corrupción, si el servicio se centralizaba en algún cargo político como un virrey, un gobernador o un corregidor, el servicio era corrupto. Es Carlos I de España en 1541 quien liberaliza y trata de sanear el correo por completo: “Que los que llevaren de estos reinos cartas o despachos dirigidos a residentes en las Indias, los den o remitan libremente a quien los hubiese de recibir, y no tengan obligación a manifestarlos ante ningún gobernador, ni Justicia…” Los europeos hicieron que el correo fuese más eficiente gracias al empleo de animales de carga en las rutas.

Durante los siglos XVI y XVII no se tocó el servicio de correo, que funcionaba de forma óptima al margen de la lentitud lógica de la época. Es en el siglo XVIII cuando Carlos III crea “la Real Ordenanza del Correo Marítimo” el 26 de enero 1777 y el servicio pasaría a ser tanto marítimo como terrestre, un servicio global.

Después de la independencia de los países de la región en 1821, hasta nuestros días, el correo se regulará a través de la Unión Postal Internacional (UPI) establecida en 1874.

En Centroamérica, en particular, a partir de 1931 llega el servicio postal aéreo. La aerolínea TACA tendría la concesión para el monopolio del servicio postal en Honduras, gracias al apoyo del dictador Carías Andino. La empresa luego se expandiría por la región y con ella los servicios.

Al margen de la existencia de correo terrestre, marítimo y aéreo, un informe de La Unión Postal Universal de 2023 otorga a los países latinoamericanos y caribeños las peores calificaciones en servicios postales, fallan en alcance, fiabilidad y productos ofrecidos… ¡parece que nos olvidamos de este servicio público!

Según los cálculos del informe, “sin infraestructura postal”, el PIB de un país cae casi un 7 %, lo que pone de relieve el papel esencial de los servicios postales en el desempeño económico de las naciones. Es cierto que, la demanda de cartas y envíos ha caído en los últimos años, pero a la vez, ha aumentado la demanda de paquetería, creando un mercado diverso y con empresas de logística en constante competencia.

A efectos de hacer la vida más sencilla, los servicios ofrecidos por las oficinas postales de hoy suelen ser envíos de paquetes, correspondencia nacional e internacional, almacenamiento de documentos, giros de moneda, cambio de moneda y servicios bancarios, pago de servicios o pago de impuestos, fotocopias, fax, certificación de documentos oficiales y pago de tasas municipales y multas entre otros… En algunos países algunos de estos servicios no existen… hay mucho por hacer.

Recientemente me acerqué a la oficina de correos de esta capital ya que, esperaba una carta proveniente de Suiza (país con mejor servicio de correo del mundo)… ya dispuesto en la dichosa oficina postal… la funcionaria de turno me informa que… “la carta que usted espera”… ¡llegará en cuarenta días! ¡Veo que el informe de la Unión Postal Universal no anda mal encaminado!

Cuando una persona envía un documento desde el exterior, lo hace creyendo que las cosas al otro lado del Atlántico funcionan con “una cierta normalidad” pero la percepción de la realidad desde “el otro lado” siempre está edulcorada…

Queremos un correo decente, ¡como en algún momento lo fue! simplemente hay que recuperarlo. Los ciudadanos merecemos servicios postales profesionales.

Para finalizar, cuatro mil años de historia postal deben servir para algo, el correo postal no puede deambular en la ineficiencia. Es necesario recuperar el servicio público postal y ponerlo en el lugar que merece y que, sea parte del producto interno bruto de la nación.

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