34.3 C
Honduras
viernes, mayo 10, 2024

Camino a la libertad

Anoche tuve la oportunidad de ser testigo de cómo verdaderamente la voluntad puede más, mucho más que la motivación cuando se trata de empujarnos a tomar decisiones difíciles. Casualmente tuve la oportunidad de ver a un grupo bastante grande, tal vez unas doscientas personas, entre ellas mujeres y niños de todas las edades, subirse a autobuses en los que no hay ninguna clase de reglas ni organización y mucho menos garantía de comodidad, rumbo a un camino lleno de incertidumbres, pero determinados a llegar a una meta. Esa meta seguramente es su motivación, además de poder divisar allá lejos en el horizonte una nueva y mejor vida para ellos mismos, para sus hijos y otros familiares.  Pero con eso no hubiera bastado para embarcarse en tamaña travesía, también se necesitaba de una gran fuerza de voluntad.

A uno con tan solo ver la escena le palpitaba con más fuerza el corazón y le pasaba mil y un pensamiento por la cabeza, es fácil imaginar entonces las sensaciones de los protagonistas de la escena. Y entonces, la conclusión más sencilla a la cual llegar sería a la de que, se trata de personas muy valientes que no sienten miedo, pero no es precisamente así, se trata de personas muy motivadas, determinadas y valientes que actúan a pesar del miedo que puedan estar sintiendo.

Haciendo un pequeño análisis y trasladando un poco esto a nuestra vida cotidiana, entendemos que todos tenemos alguna o algunas situaciones de las que también quisiéramos escapar. Las personas a menudo se encuentran “atrapadas” en marañas muchas veces construidas por ellas mismas, de las que no saben cómo salir. Desde luego que también nos encontramos con la gente que se ha acostumbrado a esas marañas y no tiene (aunque se desvivan diciendo lo contrario) la menor intención de salir de ahí.

Y es que salir de ese laberinto en el que se han embutido requiere, ya lo dijimos antes, de motivación para moverse, determinación para seguir moviéndose y mucha fuerza de voluntad para llegar a la meta. Salir del callejón sin salida requiere de un gran esfuerzo, y no todos están dispuestos a esforzarse.

Y es aquí donde recuerdo al eminente psicoanalista, psicólogo social y filósofo alemán Erich Fromm (uno de mis favoritos) cuando nos explica que la libertad viene acompañada de una buena dosis de responsabilidad, y es exactamente a eso a lo que le tememos.

Y es que todo en esta vida tiene un precio, no siempre monetario claro está, pero un precio al final y cuanto más bueno es aquello a lo que aspiramos, más alto el precio que habrá que pagar. Las cosas buenas por eso están reservadas únicamente a aquellos que están dispuestos a pagar el precio por ellas.

Me encanta la idea de la poderosa determinación y me recuerda un poco a la utopía de la que hablaba el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano:

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
Artículo anterior
Artículo siguiente
- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: