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viernes, mayo 3, 2024

Antes que nada: ¡Lidérese a usted mismo!

Por Enrique Zaldívar
2050 Comunicaciones

¿Qué hago si deseo hacer cambios donde estoy? Usualmente, nos frustramos al ver que no podemos hacerlos y recurrimos a algo que no trae ningún beneficio: la queja. O algo que es común en casi todos los lugares de trabajo: el chisme de pasillo.

Creemos que, a través de ello, llegará a oídos de los involucrados y procederán a un cambio –cosa que nunca ocurre – y, lejos de eso, nos deja en una muy mala posición, o bien, nos hace ver como revoltosos.

Si hay algo que nos cuesta, son las conversaciones difíciles. Esto porque acostumbramos llevar las situaciones al plano personal y eso nos daña de tal manera que no podemos ni sentarnos a hablar con la persona que deseamos genere cambios.

Aprendí de algunos libros de liderazgo, lo difícil que es liderar a los demás. Pero más sorprendente me parece la da John Maxwell, cuando habla de que lo es todavía más, liderarse a uno mismo.

¡Y cuánta razón tiene! Pues divide la inversión de tiempo y esfuerzo en porcentajes de qué tanto debemos invertir en liderar a otros. De manera sencilla lo comparto:

“Lo primero, un 10% de nuestra energía y tiempo debe ser en liderar personas a nuestro cargo”. Mucho me sorprendió esto, pero en realidad es debido a que ellos prácticamente solo deben obedecer. Debemos asegurarnos de dar una buna instrucción y supervisar. ¡Eso es todo!

“El otro 20% de nuestro tiempo, debemos destinarlo a liderar a nuestros pares”. Donde quiera que estemos, tendremos gente a nuestro mismo nivel. A ellos también debemos liderarlos, pero de otra manera. Nuestros pares se lideran con compañerismo. Con respeto y, sobre todo, con humildad. ¡Pero sí es posible!

“Otro 20% debe ser destinado a liderar nuestros superiores”. ¡Vaya que este es un cambio de juego! Pues creemos que solo ellos pueden liderarnos a nosotros y no nosotros a ellos.

Pero claro que sí. Nuestros superiores esperan que, con prudencia y respeto, podamos opinar, recomendar y liderar casos que ellos mismos posiblemente ni cuenta se dan que suceden. Esto aplica para las familias también, donde muchas veces nos toca persuadir a nuestros padres de algo que debe ser importante.

“¿Y el 50% restante? Pues liderarnos a nosotros mismos”. ¿Nota la diferencia? Existe una marcada distancia en el tiempo que debemos invertir en nosotros mismos, y muchas veces es lo último que hacemos.

Liderarnos a nosotros mismos implica disciplinarnos, convencernos de cosas que no queremos hacer, pero son indispensables para nuestras metas. Es pararse al espejo y decirse ¿qué te pasa?

Si no me lidero a mí mismo, y ando con las emociones a flor de piel, puedo hacer desastres relacionales, hacia arriba y hacia abajo, de la gente que lidero. Si no busco la manera de automotivarme, sin duda voy a contagiar a la gente alrededor mía.

Alguien que sabe liderarse a sí mismo, denota e inspira confianza. Es alguien que sus superiores siempre le delegarán tareas importantes y delicadas, pues saben que aquel que tiene dominio propio, siempre podrá liderar a otros.

Comience con las cosas pequeñas. No pretenda liderarse de la noche a la mañana. Pero cuando dé pasos hacia adelante en ello, notará cómo su influencia crecerá en gran manera. Comenzarán a tomarlo en cuenta para todo, y podrá ser ese agente de cambio que tanto buscan las organizaciones.

¡Asuma ese gran desafío! Que esa voz interna en usted sea un filtro que lo lidere, para que, de esa manera, pueda influenciar e inspirar a otros. ¡Todos los cambios se pueden liderar! Solo sepa que el cambio comienza con uno mismo.

 

 

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