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domingo, octubre 6, 2024

Yo también sé soñar

Lo que ahora nos pasa políticamente no es nuevo. Sin ton, ni son, hemos transitado nuestra historia. Hemos transitado entre la frustración y la esperanza, y, entre la esperanza y la frustración. Entre crisis y crisis; y parece que no nos cansamos de ese andar. No me cabe duda de que la mejor forma de gobierno es la democracia, pero, nos hacen falta los políticos verdaderamente demócratas.

No tenemos políticos, tenemos esa mal llamada clase política — a la que, yo, le llamo lumpen políticos— Una clase social es aquella que tiene una determinada posición en el proceso productivo. Por ejemplo: En el sistema capitalista, el capitalista arriesga su capital, creando fuentes de trabajo y el proletariado vendiendo su fuerza de trabajo, y, en esa simbiosis, produce una mercancía; y con ella satisface necesidades humanas y por ende sociales.

Pero resulta, que los lumpen políticos que nos han gobernado, no son más, que simples parásitos del Estado, son los chupa sangre de los pueblos, no producen nada, y, nos han impuesto que la concepción parasitaria es la correcta; y así, tanto los gobernantes, como los gobernados tenemos el parasitismo como cultura.

¿No creen ustedes que es necesario que hagamos un alto en el camino? ¿Qué pensemos un poco donde estamos y para dónde vamos? ¿No creen ustedes que es necesario que repensemos, nuestra conducta como pueblo, nuestro sistema de gobierno? Este visto, que no somos capaces de gobernarnos nosotros mismos, que las alimañas políticas gobernantes, solo se han engordado. ¿No será, que necesitamos conformar ¿No creen ustedes que es necesario que hagamos un alto en el camino? ¿Qué pensemos un poco donde estamos y para dónde vamos? ¿No creen ustedes que es necesario que repensemos, nuestra conducta como pueblo, nuestro sistema de gobierno? Este visto, que no somos capaces de gobernarnos nosotros mismos, que las alimañas políticas gobernantes, solo se han engordado. ¿No será, que necesitamos conformar un grupo de filósofos, de técnicos, de científicos de todas las disciplinas científicas, que nos hagan un diagnóstico del país y nos señalen lo que somos y lo que debemos ser como país? Y asumir una conducta generalizada para dejar de ser la selva que somos.

Sé que no es cuerdo lo que a continuación manifiesto, pero, ¿Quién sabe? —A veces pienso que debiésemos contratar una comisión de gobierno con sabios nacionales e internacionales que nos gobiernen, independientemente de la actividad polítiquera a la que estamos acostumbrados.

Que en los puestos de la burocracia nombre a las personas capaces y no, al activista político-partidario, cuyo único mérito es pegar afiches o quemar llantas.

Vean la diferencia entre los países civilizados y nosotros. En ellos, el ejercicio del poder, el Estado no es un botín de guerra. Existe una carrera administrativa, regida por el principio de la meritocracia. El activista político no es un simple chambero, aspira a que su país, sea eso, un verdadero país, gobernado por personas idóneas.

Sé que de nada sirve perder el tiempo, pensando en nosotros mismos, en este país —pero, aunque consciente estoy de ello, no se me quita la maña, la que a veces reprimo, porque enterado estoy que a nadie le gusta lo que escribo, que los hondureños pertenecemos a la enraizada lógica del parasitismo, que pasamos drogados por la simple politiqueria.

Pero, alguien tiene que decir las cosas, aunque sea para constancia histórica. Pido disculpas, tan ejerzo mi derecho a pensar y expresar mi pensar. Solo ejerzo —aunque incomprendido sea, el derecho a pensar— Igual que José Cecilio del Valle, yo también sé soñar.

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