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viernes, abril 26, 2024

¿Y SI LO VOLVEMOS A PENSAR? Nuestros días

“El ser humano es un animal racional, capaz de vencer sus propios instintos, cuando lo quiere, usando la razón”. Julcao.

 El hombre moderno apareció en la Tierra hace 200,000 años, al sur del continente africano.

Asentado donde las necesidades básicas estaban solventadas, empezó a filosofar, quería saber quién era él, qué era lo que le rodeaba, cómo controlarlo.

Descubrió que vivía en un planeta llamado Tierra, tercer planeta de un sistema que llamó solar. Tiene un movimiento de rotación sobre su propio eje a una velocidad de 465.11 metros por segundo en el ecuador, es decir, 1,666 kilómetros por hora y él no siente este movimiento. Eratóstenes calculó su masa en 5.98 x 10 a la 21, toneladas, es decir, 5.98 seguido de 21 ceros. Una cantidad inimaginable para cualquier hijo de vecino. Esto afecta al ser humano, tanto en lo físico como en lo emocional.

Está a una distancia de 150 millones de kilómetros del Sol, cuando está más cerca, el perihelio, en el verano, viaja a una velocidad de 30.5 kilómetros por segundo y cuando está más lejos, el afelio, el invierno, a 28.7 kilómetros por segundo. Tómese unos minutos, y calcule a qué velocidad vamos por hora.

Llamó día al tiempo que tarda la tierra en dar un giro completo sobre su eje, más o menos, 24 horas. Dividió las 24 horas en cuatro partes. De las 0 a las 6, madrugada, de las 6 a las 12, mañana, de las 12 a las 18, tarde y de las 18 a las 24, noche. Era la medida para el cambio de guardia en los ejércitos.

A los días los romanos les dieron nombres para honrar a sus dioses; los anglos los mantienen igual: Sunday, …

El primer día, a Apolo, dios del Sol, las artes, poesía, belleza, música, usaba el arco y las flechas, por lo que era temido por los demás dioses y por los hombres. El cristianismo lo llamó Domingo.

El segundo, a Diana, diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza. Se la relacionaba con la Luna, irregular e impredecible.

Marte, el tercer día. Dios de la guerra, virilidad, violencia, pasión, sexualidad, valentía, horror y las victorias.

Mercurio, dios de la elocuencia, comunicaciones, mensajes, comercio, viajeros, artimañas y de los ladrones, día cuarto.

Padre de los dioses, de la justicia, del Derecho, padre de la luz, ser él la luz misma, adorado Júpiter en el día quinto.

Diosa del amor, la belleza y la fertilidad, adorada Venus el día sexto. Para muchos ejerce influencia en el comportamiento de los viernes.

El séptimo, Saturno, representaba el tiempo que pasa: todo lo destruye, lo acaba. En Roma las Fiestas Saturnales, en diciembre, durante cuatro días. Se celebraba la igualdad de los hombres. Se suspendía el poder de los amos sobre los esclavos. Se vivía el placer y la alegría. Tribunales y escuelas cerrados. No guerra ni ejecuciones. Las ocupaciones: cocinar, darse regalos y participar en suntuosas comidas. Se congregaban en el Monte Aventino para solazarse y gozar de la naturaleza.

¿Será que, si lo volvemos a pensar, nos liberaremos y viviremos nuestros días, dándoles el significado, según la lógica y nuestros valores?

Máster Julio César Aguilar Orellana

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