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sábado, mayo 18, 2024

Vamos rumbo a Haití

Carlos Alvarenga, Abogado y MAE.

Haití nunca pudo salir de la miseria, nunca. Doscientos años y nunca pudo.

Lo que sucede allí pareciera sacado de una película al estilo Mad Max, pero es una distopia que en realidad está ocurriendo.

Naciones como esas yo las veía tan lejos en Somalia, Yemén y Sudán del Sur, que encabezan la lista de los Estados fallidos en el mundo, pero ahora lo tenemos acá en América y precisamente en el único país que nos libera de tener el deshonroso puesto de ser el país más pobre de América. En otras palabras: estamos a muy poco de serlo.

Mi amiga Wikipedia enlista las características que perfilan una nación como fracasada. Vea usted: corrupción política, ineficacia judicial, sobrepoblación, contaminación, criminalidad común y organizada campante, narcotráfico, pobreza extrema, abundante trabajo informal, asentamientos irregulares (invasiones, usurpaciones), inflación y desempleo, fuga de talento, alto porcentaje de deserción escolar, zonas controladas por grupos armados irregulares, incapacidad de responder a desastres naturales, incapacidad de suministrar a buena parte de la población servicios básicos.

¿Verdad que da escalofríos que Honduras “cumpla” con todas esas características? Pero no se asombren, si es que nuestra clase política ha luchado, tesoneramente, década tras década para que esto sea así.

Ahora la pregunta es: ¿Qué está haciendo el nuevo gobierno para atacar con firmeza, inteligencia, efectividad y prontitud cada uno de esos males? Nada.

Eso vuelve la situación más angustiante, y ya no es aceptable: “Es culpa de los 12 años…”, “Antes no decían nada…”. Para algo fueron contratados mediante el voto: para solucionar todo este desastre que años y años de malos gobiernos han provocado; que nos tienen a la orilla del acantilado.

El tema principal en Haití es la delincuencia. Está tomado por bandas criminales, y se han repartido Puerto Príncipe por zonas, ejerciendo a base de la fuerza de las armas, un dominio total, tanto así que las autoridades policiales tienen que reunirse con ellos para negociar. Es el acabose.

La situación no está lejana de ser así en el país. Los periódicos cada cuanto publican infografías de Tegucigalpa y San Pedro Sula en la cual colorean ambas ciudades por zonas, según la pandilla que ejerce dominio, y no falta que lo hagan, ya los habitantes lo saben, la misma Policía, y la cosa sigue igual o empeorando.

Ahora el problema con las extorsiones agrava la situación: se ha extendido a todo el país, así como las ejecuciones sumarias, la venganza, la violencia social. En lugares que eran tranquilos como La Esperanza, La Paz, Comayagua ahora es común la delincuencia.

El ministro Ramón Sabillón ya conoce el tema, tiene harta experiencia, por eso es pasmosa la lentitud con la que ha actuado y se nos dice que hasta la próxima semana se implementará un plan. Después del trueno, ¡Jesús, María!

Pero bien, hay que seguir apoyando a la presidente Iris Xiomara Castro Sarmiento, darle nuestro voto de confianza, bien ganada tiene la presidencia y si ella acierta, ganamos todos. El apoyo debe manifestarse con propuestas, no solo críticas a los cuales ciudadanos tenemos derecho, pero no solucionan el problema, solo agravan más la psicosis nacional. ¡Propuestas! Esa es la palabra que no se nos debe olvidar.

Yo he visto en varios países lo que se ha hecho y acá van algunas de mis sugerencias.

Primer lugar, una Ley contra el Crimen Organizado y Pandillas urgente. Esta debe contener sanciones penales incluso por el simple hecho de portar distintivos de la organización delictiva a la que pertenece hasta cosas más sofisticadas como procesar a aquellos que a sabiendas facilitan cualquier instrumento, medio, etc., para las bandas criminales. La ley salvadoreña que está aplicando Nayib Bukele, pero que data desde hace más de 10 años, es un buen apoyo.

Reforzar los tribunales de justicia. Muy pocos hay para combatir este flagelo y en muy pocos lugares.

Sin duda aplica lo mismo para la investigación: debe reforzarse y expandirse. No puede haber unidades concentradas en solo dos ciudades.

Hay que rescatar la Tasa de Seguridad, que la dejaron embargada de tantas veces que la utilizaron para garantizar préstamos.

Cárceles especiales, con regímenes especiales. Las cárceles de máxima seguridad que existen son una broma ofensiva. Los EUA han apoyado mucho sobre este tema. Un preso: una celda, pero acá conviven en comunidades que permiten que las pandillas y los cárteles sigan operando desde adentro.

El tema es amplio y seguiremos apoyando a la presidente con propuestas. Solo espero que detrás de todo este caos no esté el mal de Mel impidiendo que se combata la delincuencia para después llamar a su tan añorada constituyente.

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