Los desafíos diarios para estar a favor del bien colectivo requieren de valor que desafíe, incluso, a los poderosos. El verdadero sentido de ese valor es reconocer que valdrá la pena a pesar de los compromisos y a pesar de los sacrificios y sufrimientos que esto conlleve. El pueblo hondureño debe entender que la unidad en este momento es muy necesaria, no para hacer relajos o andar quemando llantas, eso es vandalismo, se necesita unidad en su pensar y sentir en favor de la colectividad. Si hay unidad no hay fuerza que detenga a un pueblo que sabe lo que quiere, pero sin caer en el absurdo vacío de la violencia, cosa que, por cierto, ningún gobierno tiene la entereza y la suficiente testosterona para controlarla y erradicarla. Es por ello que el respaldo para la unidad debe ser la verdad más allá de los razonamientos, los cuales se convierten en una pequeña e insignificante sombra delante de su fulgor.
Y esa verdad no es nada más que el valor de la vida misma y todas sus implicaciones. En estos momentos con el presente Gobierno, ya se está poniendo en práctica la tentación de la violencia con los amedrentamientos que se hacen con los colectivos del partido Libre, donde una serie de individuos con licencia para hacer y deshacer se hacen presentes para controlar los reclamos del pueblo. Al ver eso delante de la vista y paciencia de las mismas autoridades, la Policía, el Ministerio Público, y nadie lo denuncia, pero nosotros sí lo hacemos para saber qué está pasando con las autoridades que permiten esos atropellos, ya que han puesto a pelear al pueblo contra sí mismo.
Lo que deben saber los que ostenten el poder político, que todo eso es efímero, es pasajero y a pesar de los desafíos, la entereza por mantener la denuncia ante los atropellos y abusos debe permanecer incólume. Por eso siempre en situaciones de conflicto, la decisión debe ser la defensa de los más débiles, a los niños, las mujeres, los mayores de edad, los que no tienen recursos, los que se sienten perdidos por falta de conocimientos. Otra de las situaciones que se deben ventilar es la actitud del Estado para defender la vida, en especial de las mujeres. Se dice que se están tomando medidas, pero eso no alcanza y la violencia es una situación radical, es algo más que extremo y si no se toman medidas extremas, simplemente debemos prepararnos para seguir estando de luto por la pérdida violenta de las mujeres hondureñas.
Los hondureños, todos sin distinción, debemos ponernos de pie y salir de ese círculo de comodidad en que nos encontramos, hablar con los vecinos, hablar con las autoridades, ofrecer los mejores oficios para, dentro del marco de la ley, comenzar a eliminar la violencia y sus causas. De otra manera la tendencia es a desaparecer. Se debe tener valor, pero si se tiene la verdad no hay fuerza que detenga la buena voluntad de un pueblo decidido a mejorar.