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viernes, mayo 17, 2024

Un poeta que sigue inspirando a las nuevas generaciones

La reflexión y la belleza del lenguaje solo se puede expresar a través de la poesía, un arte que cada vez se encuentra más en el olvido en el sistema educativo. Los lectores que disfrutan este género se están yendo, dejando pocos adeptos en las nuevas generaciones. Puede haber diferentes razones, que incluyan desde el consumismo, la alineación hasta la misma arrogancia de la élite intelectual, que no le interesa expandir el conocimiento.

Uno de los grandes poetas que ha tenido Honduras es Roberto Sosa (Yoro, Honduras, 18 de abril de 1930 – Tegucigalpa, Honduras, 23 de mayo de 2011) que en cada prosa recuerda el compromiso social con los sectores más desfavorecidos, nos invita a través de sus metáforas a comprender el fenómeno social de la pobreza con unos lentes sensibles, que expone las diferencias sociales, la marginalidad, la falta de oportunidades y la violencia sistemática de un Estado que los oprime, reproduce y luego pretende invisibilizar.

Su poesía trascendió fronteras, logró que sus poemas se situaran en la universalidad de la palabra, sus célebres versos pueden ser comprendidos en cualquier parte del mundo, inclusive en aquellos lugares donde la pobreza extrema se encuentra solamente en sus libros de historia. Su audiencia es universal, traducido en varios idiomas, un honor que solo algunos privilegiados logran, ser reconocidos con premios internacionales no es algo fortuito, es el tributo, el reconocimiento a su contribución literaria para la humanidad.

El poeta Roberto Sosa obtuvo varios premios internacionales, uno de los más emblemáticos es el Premio Adonais de Poesía, en España año 1968, por su libro “Los Pobres” (Premio Adonais), convirtiéndose en el primer hondureño y latinoamericano en recibir este galardón, un verdadero orgullo de las letras hondureñas.

“Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos.

Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos.” (Fragmento, Los Pobres).

Este poema lo escribió en un contexto político dictatorial, que sirvió de combustible para la Guerra de las 100 horas, o Guerra del fútbol, entre Honduras y El Salvador. Una cortina de humo que sirvió para dividir dos naciones y agudizar la pobreza en ambos territorios.

Todos los reconocimientos mundiales hechos al poeta Sosa hacen justicia a su brillante aporte a este género literario. El recordado Premio Casa de las Américas, con su obra un “Mundo para todos dividido”. Nombrado con el grado de Caballero en la Orden de las Artes y las Letras por el Gobierno de Francia en 1990. Hay muchas obras más escritas por Sosa, que deberían enseñarse desde la escuela primaria, seguro que muchos niños, niñas y jóvenes las entenderán, porque están escritas para llegar a las almas de las personas.

En una entrevista que le hicieron al poeta Sosa, él narraba cómo le llegó a interesar la poesía, explicaba que estando en quinto grado tuvo la oportunidad de leer a Juan Ramón Molina y a Rubén Darío, en ese encuentro literario se grabó los poemas y desde entonces no pudo resistirse a leer y posteriormente escribir sus versos.

A como dé lugar pudren al hombre en vida, le dibujan a pulso las amplias palideces de los asesinados y lo encierran en el infinito. (Fragmento, del poema Dibujo a Pulso, 1971, “Un mundo para todos divididos)

Si bien, como el poeta Sosa expresó en algunas entrevistas, de la poesía no se puede vivir económicamente en Honduras, pero es la mejor forma de hacer catarsis y expresar amor por otros.

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